miércoles, 4 de mayo de 2011

EN TORNO A LENCERO 1ª PARTE


PATRICIO CHAMIZO

En torno a LENCERO

    


De luz y de sombras soy
y quiero darme a las dos.
Quiero dejar de mí en pos
robusta y santa semilla
de esto que tengo de arcilla,
de esto que tengo de Dios.

José María Gabriel y Galán.

            “Canción”
                      
·                    -He empleado gran parte de mi vida buscando decir las cosas consideradas difíciles, con palabras claras, simples y comprensibles a todos. No quiero hablar o escribir para los técnicos, para los intelectuales, quiero ser comprendido por el último de los analfabetos.
·                   
·                          Papa Juan Pablo I




PRÓLOGO

Circunstancias en que surgió la idea de este libro.

En este breve ensayo vamos a reflexionar en torno al poeta Luis Álvarez Lencero a través de su poesía. Pero no se trata de analizar y estudiar su obra desde el punto de vista de la poética y estética de Aristóteles, pues esto ya lo han hecho, y magníficamente, por cierto, Alejandro García Galán, Manuel Pecellín, Ricardo Senabre, Tomás Martín Tamayo, etc., en los prólogos de sus libros.
.Lo que me mueve a escribir esto es el hombre, Luis, conocer su grado de humanismo, su compromiso social, su vida, sus sentimientos, su mentalidad, su espiritualidad, el proceso evolutivo, en fin, que fue modelando tan singular personalidad.
.Pero no trato de hacer una biografía. Las biografías suelen ser bastante subjetivas; en realidad son apologías con la intención de que el lector admire la grandeza del biografiado, por lo que algunas biografías son panegíricos, lo cual no es malo en sí, pero se aleja del objetivo de darnos a conocer la personalidad de un ser que, por el hecho de merecer una semblanza de su vida es digno de ser conocido en su totalidad, sin que por el amor y respeto por el sujeto en cuestión se nos escamoteen hechos, aspectos y zonas oscuras de su vida por parecer poco ejemplares a juicio del exegeta. Freud advertía de la tendencia a idealizar que existe en los biógrafos. No es ese el caso de Ricardo Hernández Megías, un profundo conocedor de Luis Álvarez Lencero, que ha escrito una magnífica obra de investigación sobre nuestro poeta y que pronto será publicada.
.No es, por tanto, una biografía, sino una reflexión sobre la poesía de Lencero, al margen de lo que él fuera en su vida privada, pues a través de su poemario podremos conocer a fondo su evolución humana, su actitud ante la vida, su compromiso social, humano y cristiano.
No tuve la suerte de conocer personalmente a Lencero. Lo que sí recuerdo bien es el primer contacto que tuve con su obra. Fue a través de un paisano y amigo, Juan Serna, que trabajaba para ZYX. Fue allá por el año 71. Me pasó un libro auto editado por Álvarez Lencero: Juan Pueblo, como si se tratara de un panfleto clandestino, de los miles que circulaban entonces por doquier. Y de verdad, muchos de sus versos me parecieron panfletarios, pero no en el sentido peyorativo que se le da a este vocablo, sino por lo que tiene de brevedad, sencillez y contundencia para transmitir una cuestión importante y urgente que invita a una toma de conciencia y a una acción consecuente.
.Los versos me impresionaron, pues no es frecuente encontrar poesía social tan claramente comprometida con la situación social del momento. Y nótese que al participio comprometido le antepongo el adverbio claramente; porque comprometida ya lo es, en cierta manera, toda poesía social. Y en aquellos años de efervescencia política, este tipo de poesía era un estimulante para la lucha obrera y estudiantil. Precisamente por eso era comprometida la poesía de Luis, porque llamaba a las cosas por su nombre, al pan, pan y al vino, vino, sin necesitar que nadie tuviera que adivinar lo que quería decir, como era habitual en otros poetas, escritores y dramaturgos de entonces. Lencero huyó de los intérpretes de sus poesías, de aquellos que para darse importancia explicaban al gentío lo que tal poeta y tal poesía quería decir. Eso era bastante corriente en aquel tiempo. Así que para aclarar y desfacer entuertos quiso puntualizar desde el principio en su poema “Juan nadie”:

Tengo claro que cantar
para que me entiendan bien
y no pregunten después
qué es lo que quise decir,
con que ya podéis abrir
   los oídos de una vez.

Así podremos ver más adelante con qué claridad y contundencia escribía, insistiendo con frecuencia en denuncias y acusaciones que a punto estuvieron de dar con sus huesos en la cárcel. Su libro Juan Pueblo se lo editó él porque estoy convencido de que ninguna editorial se atrevió a publicarlo con su propio nombre sin pasar por censura previa. Pero detrás sí hubo un editor que cargó con los gastos.
.En la lucha por la libertad, existían más partidos a granel que partidos al por mayor, lo cual fue muy positivo para la lucha; porque para la policía era más fácil controlar a dos partidos grandes que desbaratar a muchos pequeños. Pero a pesar de la diversidad había unidad, hermanamiento contra la dictadura. En muchas asambleas de estudiantes y trabajadores había enfrentamientos por la discrepancia de criterios. No había forma de conciliar la unidad y se lanzaban improperios entre sí. Hasta que aparecía la policía pegando palos; entonces todos se sentían hermanados. Muchos militantes políticos y sindicales muy buscados por la policía, especialmente en los estados de excepción, eran acogidos en casas particulares de otros militantes no fichados por la policía, incluso no siendo del mismo partido o de ninguno.
.Pero con el advenimiento de la democracia cada cual se situó en su lugar ideológico político o sindical. Yo perdí todo contacto con la lucha y con la poesía de Lencero y prácticamente me olvidé de él. Me enteré más tarde de que estuvo gravemente enfermo y los compañeros poetas extremeños dieron entre todos dinero para publicar su penúltimo libro, Poemas para hablar con Dios. Falleció y tampoco me enteré. Me había desvinculado del Hogar Extremeño de Madrid, del que fui socio ya en el año 1955.
.Un día, avanzados los ochenta, me pasé por el Hogar sin esperanza de encontrar a los antiguos paisanos y amigos. No vi a ningún conocido. Después de tomar un vino en el bar, me dispuse a marchar. Pero pronto me vi rodeado de gente joven. Habían leído mis libros y me dijeron que querían hacer un grupo teatral para representar mi obra Paredes, un campesino extremeño, pero necesitaban un director y me comprometí a dirigirles. La presidenta del Hogar, Maruja Sánchez Acero, me invitó a pasar a la biblioteca para mostrarme con orgullo que todos mis libros estaban allí. Le pregunté si sabía algo de Lencero. Me informó de su muerte y me enseñó sus últimos libros.  Sentí una enorme emoción de verlos. Maruja lo percibió y me dijo que me los daba.
Los leí después en casa de un tirón. Entonces llegué a la conclusión de que Luis Álvarez Lencero, fue uno de los poetas más grandes que ha tenido Extremadura. Sin embargo, pasó por el mundo con más pena que gloria.
A los españoles nos han hecho muy proclives tanto a la beatería intelectual, como a la religiosa, lo cual no deja de ser un preocupante signo de alienación.
Consideramos un gran poeta aquel que la prensa da publicidad por interés de las grandes editoriales. Hay muchos poetas de todos los tiempos excelentes, pero no tienen la ¿suerte? de entrar en el negocio de las empresas editoras. Pero, en todo caso, los buenos poetas no son muy numerosos. El resto, la multitud de rimadores que pasan por poetas, es enorme. Y eso, quiérase o no, desprestigia al divino arte de poesía. Hoy escribe poesía hasta el Tato. Pero esto no solo es cosa de nuestro tiempo.
Horacio, a caballo entre antes y después de Cristo, el poeta latino satírico y mordaz por antonomasia, dice en su Arte Poética:

“En varias profesiones se tolera
mediana perfección; puede un letrado,
un orador de foro, aunque no tenga
el profundo saber de Aulo Caselio
ni la grata fecundia de Mesala,
la estimación del público captarse,
mas a un vate mediano no le sufren
  los dioses ni los hombres ni las piedras.
.
               Al campo Marcio
        no va a lidiar en pública palestra
quien el manejo ignora de las armas;
y quieto permanece el que no sabe
jugar al disco, al troco o a la pelota,
temiendo provocar con su torpeza
la licenciosa risa del concurso;
pero el más ignorante hace ya versos.
 
Por lo que se ve, hoy ocurre lo mismo que en tiempos de Horacio, hace dos mil años.
Lencero es un poeta que utilizó todas las técnicas métricas: Desde la redondilla, hasta el alejandrino; desde el, quinteto hasta la décima “espinela” desde la octava real, hasta los endecasílabos asonantes; desde la epístola, poesía lírica en prosa, hasta la poesía épica libre y un estilo surrealista y metafórico de gran belleza en sus poemas “Amigo Dios” y “Oración de barro”; pero, sobre todo, utilizó mucho su majestad, el soneto. Todo el arte y la sabiduría desde el Marqués de Santillana y Jorge Manrique, hasta Lope y Cervantes: desde Fray Luis de León y san Juan de la Cruz, hasta Lorca y Miguel Hernández, están resumidos en la corta obra de Luis Álvarez Lencero.
Pero como ya he dicho, lo que me interesa de Lencero es la fuerza ética, moral y mística de sus poemarios.
Un día, ya muy avanzados los ochenta, Maruja me llamó y me dijo que se iba a rendir un homenaje a Lencero y me pidió colaboración. Preocupado, fui al Hogar Extremeño. Me dijo que iban a colaborar todos los poetas extremeños residentes en Madrid.
.-Maruja –le dije-, yo no quiero colaborar porque esto es un acto poético y yo no soy poeta, soy escritor y dramaturgo. Además, he asistido a homenajes en honor a poetas ya fallecidos en los que los colaboradores recitaban sus propias poesías, se lucían, mientras que la figura del homenajeado quedaba opaca, en penumbras, deslucida.
-Sí; a mi me ha pasado igual. Me he aburrido e indignado en alguna ocasión. ¿Pero, cómo habría que hacerlo, según tú?
-De forma que el protagonista absoluto sea Luis, que la gente conozca en profundidad no sólo sus poemas, sino, además, su actitud vital y su personalidad.
-¿Y eso serías capaz de hacerlo tú?
-Sí. Yo haría un pequeño guión sobre su vida a través de su poesía y dos poetas a mi lado irían recitando el repertorio de los poemas seleccionados.
-Me gusta la idea, Patricio; pero me pones en un gran aprieto. He avisado a todos; decirles ahora que ya no hacen falta es un conflicto muy serio para mí. El homenaje lo organiza la Comisión de Cultura. El responsable es Pepe Iglesias. Ellos son coronados de laureles, si sale bien. Pero contra mí, la presidenta, se lanzan las críticas si sale mal. Se lo diré a Pepe y a ver qué opina él.
Pepe Iglesias era un joven poeta del que no había leído nada, ni siquiera le conocía. Me llamó y me citó en el Centro Cultural Extremeño en Aluche. Me pidió que le explicara mi plan y quedó encantado con él. Le dije que necesitaba que él mismo y otro compañero me ayudaran en la lectura de los versos de Luis.
-Ya he pensado en uno.
-También me gustaría incluir en el programa un par de poemas de otros poetas jóvenes hablando de LENCERO. De alguno que hubiese escrito algo sobre el dolor que le produjo su muerte, y otro, lo más actual posible, sobre su poesía a través del tiempo. Mi intención es comprobar si la semilla que Luis sembró ha germinado, si está viva en el recuerdo, si ha creado escuela entre los jóvenes.
Se levantó me dijo que iba a llamar a su amigo y colega José María Lorite. Le comunicó lo de colaborar en el homenaje y lo del poema actual. Aceptó y dijo que ese soneto actual lo escribiría él inmediatamente. Pepe Iglesias me dijo que él tenía un poema de 28 versos, dos sonetos encadenados, que escribió el día del fallecimiento de Lencero. Estos versos, lector, los verás al final.

POETA SOCIAL
Un poeta social no es, necesariamente, un experto en sociología, sino que está dotado de una sensibilidad y un profundo humanismo, para quien la sociedad debe ser antropocéntrica, es decir, el hombre centro de todo: la política, la economía, la cultura que han de ser instrumentos al servicio de su desarrollo y de su felicidad. Pero cuando todo está al revés, es decir cuando la política y la economía utilizan al hombre para sus intereses, y cuando la cultura no se hace para promocionarle integralmente, sino para alienarle con el fin de que no descubra sus hilos de marioneta y no se rebele, el poeta social entra en combate, denuncia y critica todo aquello que atenta contra el hombre, su libertad y su dignidad y lucha para que las personas tomen conciencia de lo que se está haciendo con ellas. Todo esto poniendo en riesgo su integridad personal, pues a los poderes no les gusta que se les critique y marginan al crítico.   Ni qué decir tiene, que para hacer eso el poeta ha de poseer una profunda sensibilidad humana y un gran conocimiento de todos los intríngulis sociales.
El verdadero, el genuino poeta social es un apóstol de del amor y de la verdad, de la solidaridad y un luchador permanente por la justicia. Y este es el caso de Luis Álvarez Lencero.
Todo esto, y algunas cosas más, hacen falta para ser un buen poeta social. Pero si se carece de estas virtudes características y, a pesar de ello, quiere presumir de poeta social solo hace falta cara dura y servilismo para falsear por intereses bastardos la auténtica realidad social y ser un cipayo al servicio de los opresores del hombre y de la sociedad.
Para empezar le voy a ceder la palabra a LENCERO para que sea él mismo quien se presente y nos comunique sus intenciones con sus poesías.

EN CARNE VIVA
Soy español. Nací en Extremadura.
Badajoz por más señas. Campesino.
No comulgo con ruedas de molino
y enciendo en el amor mi dentadura.[1]

JUAN POETA
Canto desde el hondón de mis raíces.
Me duele en la garganta mi hondo grito.
Se me desborda el alma cuando canto.
Y empuño la verdad del pueblo mío.[2]
Nació nuestro poeta en el año 1923. Aunque en todos los archivos figura que su lugar de nacimiento fue Badajoz, él dijo que nació en La Nava de Santiago, donde su abuelo materno era pastor. Hay que hacerle más caso a él que a los documentos de inscripción. Los niños que nacen en el paritorio de una ciudad figuran como nacidos en tal ciudad y no del lugar de donde procede la criatura y su madre. Hay pueblos pequeños que no tienen residencia hospitalaria en los que desde hace años no figura ningún nacido en el lugar.
Tenía Luis un año cuando Primo de Rivera hizo un enroque al rey e impuso su dictadura en un intento desesperado de sostener una monarquía que se caía a pedazos; cumplió los ocho años al proclamarse, la II República; cinco años más tarde, tenía trece, en 1936 estalló la Guerra Civil; dieciséis años cuando terminó y dieciocho en el año del hambre de 1941. 

JUAN TONTO

Me parió mi madre al mundo
un nueve con sol de Agosto. 
Aquél perro de mi abuelo
ladraba alondras de gozo.[3]

Cumplió su mayoría de edad en 1944 (entonces era a los 21 años, y no a los 18, como ahora), pero tal vez por la terrible hambruna que asoló en los años cuarenta a Extremadura, donde muchos pobres morían de hambre, huyendo de todo ello se fue voluntario a la mili a Málaga en 1941. Pero es mejor que sea él quien nos siga contando sus avatares.

JUAN HAMBRE

Destripando los terrones
con dolorida alpargata
yo arrastro un hambre barata
dando negros tropezones. [4]

Ya hemos visto la vida que él mismo nos describe. No nos habla de una realidad conocida desde fuera y con una perspectiva intelectual, como hacen otros poetas sociales, sino desde dentro, sufrida en carne viva, por lo que su testimonio constituye un documento de absoluta y plena
 autenticidad.

POETA SOCIAL COMPROMETIDO
En 1971 se auto publicó Juan Pueblo sin pasar por censura; pero esto ya no era una actividad clandestina, pues ya estaba vigente la Ley de Prensa e Imprenta de Fraga Iribarne y no era requisito obligatorio la censura previa para publicar, aunque sí era obligatorio presentarla en el Ministerio de Información un vez publicada y hacer el Depósito Legal. La edición fue secuestrada; pero solo unos cuantos ejemplares pudo encontrar la policía, pues ya se había distribuido directamente a los lectores. Por esto Luis fue procesado y tuvo que hacer un pliego de descargo ante el ministerio. Pero gracias a su amigo Pepe Díaz-Ambrona, abogado y hermano del ex ministro, Adolfo Díaz-Ambrona, que medió ante el Ministro de Información, sobreseyeron el caso. Más adelante hablaremos extensamente sobre la censura en general.
El pliego de descargo de referencia es todo un poema lírico en prosa. Veamos como muestra solo el cuarto punto del formulario:
“Soy poeta por encima de mi propia vida. Mi preocupación poética es el Hombre. A él y por él doy mis aletazos roncos. Soy del pueblo y lo amo con rabia y lo llevo sobre el hombro por las calles de la verdad. Cada poeta viene a la tierra con un destino. Partimos todos del epicentro de la Poesía para que cada una de nuestras voces vaya a cumplirse por la tierra.
“Yo me siento preñado virilmente de una poesía honda, sincera, varonil, de fuego español y vertical grito, que empuño con el alma en la mitad de la plaza del mundo. Mi postura es universal y busco la salvación del HOMBRE que canto a bocajarro, cara a cara, no me importan la raza, el color y el pensamiento. Pienso desde mi poesía en el negro que sufre la bota del poderoso, o en el blanco que lleva sobre el cuello la voluntad de su amo. Abrazo al amarillo y al cobrizo porque también son mis hermanos. Cualquier hombre que sufre y llora y se pudre y clama y se retuerce sin pan y sin cultura y sin progreso y sin futuro tiene que ser escuchado pese a quien pese. Quiero que el aire sirva para las alas del espíritu y de la materia. Sueño la verdad, el árbol de la verdad con su humo verde de esperanzas para todos. Pido, exijo el amor en una mesa redonda universal para todos los seres que pisamos la tierra. La luz para lavarnos la cara, el corazón y los callos de las manos y las frentes. El pan distribuido generosamente, sin limosnas, por derecho de sudor y de trabajo a los hambrientos de felicidad.
“Si el hombre que se viste por los pies es español tiene que llorar sangre e izar su alma generosa ante tanto niño famélico que se pudre al parto de las bombas, ahogado en lágrimas y con los brazos tendidos en busca de sus madres pisoteadas por la metralla, pero esos niños solo encuentran la muerte a su alrededor. ¡Pobres niños africanos!...
“La Poesía que me invade, me socava las entrañas, que me afila el esqueleto y me estalla el corazón, se salta por la boca como río de fuego incontenible, de sangre para abrazar con amor de hermano a todos los seres del mundo. Vivo mi tiempo. Soy del presente. Adelanto mis pasos al futuro con mi certidumbre responsable de varón. Antes del horrendo fracaso del hombre. Antes de las máquinas de exterminio. Antes del posible cementerio universal. Antes del dolor eterno. Antes de que el mundo sea un bosque de huesos calcinados, en medio de los latigazos que nos damos, dentro del fango en el que nos hundimos. Empuño al hombre que me contiene, el que parió mi madre en Badajoz, el que se tragará la tierra, y grito, me consumo de amor hasta morirme. Que es posible alcanzar las estrellas y vivir la vida con alegría si somos hombres de buena voluntad. Cada uno en su sitio. Cada ladrillo-hombre en el gran edificio de la humanidad. Ladrillos iguales; barro cocido en la sangre maternal con los mismos derechos de vida y de progreso. No importa ser ladrillo junto al suelo como el que forma parte de un alado arco. Lo inmenso, lo grande, es el apretado abrazo de todos para sostener en pie la vida, el edificio de la vida con las ventanas abiertas, las puertas de par en par por donde entren y salgan los pájaros de la felicidad. Pienso que es posible la felicidad y la paz en el mundo para el alto y para el bajo, para el lleno y el vacío, si damos hasta la sangre con amor para amasar el bien de todos. Libertad y justicia humana, en donde los hombres tengan todas sus necesidades físicas y espirituales cubiertas, tengan techos y paredes todos, tengan la comida y el libro sin agachar cuellos y corazones, tengan cama para el amor y para morirse, tengan la vida, el sol, el mundo, el trabajo, la esperanza, la verdad, el bien, el amor, la alegría, de la dignidad humana.
“La Poesía es la voz del pueblo. Infunde amor y denuncia cara a cara el espantapájaros de la insufrible mentira universal que se padece. Problema que coloca al poeta a punto de sacrificio. Pero por Hombre, por poeta y por Juan Pueblo que es también llevará sobre el hombro la pena de no haber sido comprendido cuando en verdad le duele el alma ante tantos y tantos acontecimientos mundiales.
“El sol es para todos los hombres de la tierra como lo es la muerte cuando se nos presenta.”
Como vemos en su pliego de descargo, su enfoque del problema de la pobreza y la injusticia no se refiere solo a nivel local, regional o nacional; su visión y perspectiva es la globalización.
El tema principal de la poesía de Lencero es el hombre y sus circunstancias. Y de todos los acontecimientos en que puede verse la persona, el hambre es lo más horrible.  Por todo esto, Luis Álvarez Lencero se rebela frente a la injusticia y grita con innata rebeldía contra los opresores, contra los causantes de tanto dolor humano. Pero, al mismo tiempo, se compromete con los pobres y marginados reivindicando su manumisión de la esclavitud de su pobreza y lucha por su promoción integral. 
Y como continuación de lo expresado en el pliego de descargo sigue con su poesía.

         HERMANO

Hoy quiero decir palomas
 pero se me vierten águilas,
 que en el aire de mi pecho
ya no me caben sus alas. [5]

En las décadas de los cincuenta y sesenta, 700.000 extremeños abandonaron su tierra en busca de trabajo: Madrid, Cataluña, País Vasco, Valencia, Francia, Alemania, Suiza… Gracias a la emigración se pudo mitigar el hambre. Sin embargo, en el año 1971, que es cuando publica Juan Pueblo, ya no había aquel hambre canina, pero Lencero tenía un perfecto conocimiento de lo que es el hambre, porque la padeció en su propia carne y presenció la humillación de los pobres, como tan magistralmente la describió Miguel Delibes en su obra “Los Santos inocentes”.
 
HOMBRE DE FE

Volvamos a situar la poesía de Luis en la problemática española, que es donde creó toda su producción.
La lucha obrera en España por aquellos años fue muy combativa y a pesar de su diversidad ideológica era compacta. La presencia de organizaciones católicas, como la HOAC, la JOC, las VANGUARDIAS OBRERAS, etc., en los tajos, en los barrios e instituciones sindicales y políticas clandestinas fue muy vigorosa.
Algunas parroquias de la Iglesia en aquellos tiempos de falta de libertades acogían en sus locales a los trabajadores perseguidos, sin preguntar a nadie por su afiliación política o sindical. Era una necesidad que los curas sabían que tenía el
Movimiento Obrero, pues las reuniones de más de 18 personas estaban prohibidas y constituían un delito contra el orden público. Como la HOAC y demás organizaciones apostólicas citadas estaban amparadas por el concordato entre España y el Vaticano, la policía no podía entrar en sus locales. Pero con frecuencia esperaban a la salida para pedir la documentación, coaccionando y metiendo miedo.
Para los franquistas, los movimientos obreros apostólicos eran comunistas, o compañeros de viaje. Había que cortar aquel contubernio conspirador de tantos curas coqueteando con los subversivos. Hasta que, por fin, se levantó la veda y los curas progresistas fueron siendo perseguidos y encarcelados en la cárcel de Zamora. Lencero estuvo en la lucha por la libertad. Pero por propia confesión jamás militó en partido político alguno. En una carta a su amigo Eugenio Jiménez transcrita por Alejandro García Galán, [6] dice:
”La fe es una de las cosas más importantes que debe empuñar el hombre: Sin fe es un sol enfriado, un río seco, una palabra muerta. La fe te alza de los charcos de las lágrimas, te empuja a la Verdad; hace que te entregues a los demás sin condiciones, remediando penas, apaciguando dolores, como pan al hambre de los pobres. El dolor redime, salva, te milagriza las raíces del alma, te hace mejor, y un día te condecora de sonrisa de Dios. Yo creo en Dios firme y varonilmente y nada ni nadie me apartará de su camino. Daré testimonio de Él aunque me maten.”  
Este tema de la fe es muy importante. Todo el mundo, al menos los cristianos, dicen que creen y que tienen fe. La mezcolanza de esos dos conceptos hace necesario abordar el tema de la fe y la creencia, pues ambas son consideradas por muchos como sinónimos, pero no lo son.
La creencia depende de mi razón, para lo cual es necesario que yo pueda objetivar el sujeto de mi creencia, por lo que creer o no creer no es más que un simple aserto intelectual.
A Jesucristo lo puedo objetivar porque es sujeto histórico que vivió, como Tales de Mileto y Sócrates, por ejemplo; que no dejó nada escrito, como ellos; lo que sabemos de ambos es por los escritos de sus discípulos: los de éstos, Platón y Aristóteles; los de Cristo, Marcos, Lucas, Mateo y Juan.
Y yo, después de leer la “República” de Platón creo en Sócrates y leyendo la “Metafísica” de Aristóteles creo en la persona Tales de Mileto, de su vida, de su doctrina filosófica, de su ética, y en la muerte de Sócrates por medio de la cicuta que fue condenado a tomar. Y de la misma forma, y por los mismos procedimientos, después de leer a los evangelistas creo en Jesucristo, en su vida, en su doctrina, en su santidad y en su asesinato en la cruz.
Pero aún así, cuando yo creo en Sócrates o en Jesucristo, en realidad lo que creo es en la idea que yo tengo de ambos, la idea que yo me hago de ellos. De ahí que aunque millones de personas pueden afirmar que creen en un solo Dios, en realidad lo que creen es en la imagen que cada uno de ellos se ha hecho de Dios. Por eso el centro de mi creencia soy yo y por eso la creencia es subjetiva, pues cada uno la interpreta a su manera.
Pero Dios no es objetivable, como Cristo, no puedo hacerle objeto de mi observación y estudio. La única forma de tener fe en Dios no depende de mi razón, sino sólo de que Él se me quiera manifestar. Jesucristo dice: “Nadie puede venir a Mí si el Padre no se lo concede”[7]. Luego la fe no es cosa del hombre, es un don del Ser absoluto. Cuando Jesús pregunta a sus discípulos lo que la gente dice de Él, le contestan: “unos dicen que eres Juan Bautista resucitado, [8] otros, que Elías o algún profeta antiguo. Es decir, expresan opiniones, creencias humanas. Sin embargo, Pedro le contestó: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”. Y Jesús le respondió: “Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.” [9] Es decir, la fe es un don de Dios, que puede concederla sin ningún mérito por nuestra parte, bien de golpe, como a Pablo de Tarso, o en un proceso evolutivo de entrega a Él.
Y ese es el caso de Lencero, que más tarde analizaremos detalladamente cuando entremos en el terreno de la mística.
Luis Álvarez Lencero daba testimonio de su fe, que estaba entroncada en el mandamiento de la Iglesia y en su doctrina social.
El papa León XIII, iniciador de la Doctrina Social de la Iglesia, en su encíclica “Rerum novarum” dijo en 1891:
“Unos cuantos hombres opulentos y riquísimos han puesto  sobre los hombros de la multitud proletaria un yugo que difiere muy poco del de los esclavos”.[10]
Álvarez Lencero era un creyente que no se conformaba con ir a misa y recitar rezos escritos por otros, Lencero era un hombre de fe, comprometido al servicio de la Doctrina Social promulgada por los Papas.

Cuarenta años después de León XIII, Pío XI, en su encíclica Cuadragésimo anno escribió en 1931:

El imperialismo económico no acumula solamente riquezas, sino que también se crea enormes poderes y una prepotencia económica despótica en manos de muy pocos. Toda la economía se ha hecho extremadamente dura, cruel, implacable. [11]

Años después, el cardenal Saliège dijo: “Un orden económico que produce pobres en serie, hambrientos en serie, sin techos en serie, analfabetos en serie, es inmoral y todo cristiano tiene el deber de combatirlo y reemplazarlo.”
El Concilio Vaticano II recuerda ese deber:
“El cristiano que desprecia sus deberes temporales, se descuida de sus deberes para con el prójimo, más aún, se descuida del mismo Dios y pone en peligro su salvación eterna”. [12]
Y Juan Pablo II lo remacha: “Nuevas situaciones, tanto eclesiales como sociales, económicas, políticas y culturales, reclaman hoy, con fuerza muy particular, la acción de los fieles laicos. Si el no comprometerse ha sido siempre algo inaceptable, el tiempo presente lo hace aún más culpable. A nadie le es lícito permanecer ocioso”.[13]
Lencero, pues, era un cristiano comprometido con la iglesia, con el hombre y la justicia social. Era, además, un gran devoto de Juan Pablo II. En su venida a España en 1982 Luis le dedicó el primer número de una edición numerada de “Poemas para hablar con dios” con la siguiente dedicatoria:
.“A ti, Karol Wojtyla, Santo Padre, mi poesía y mi corazón humano con el ruego de lavar con las raíces de mis lágrimas los pies benditos de Jesucristo, al que amo más allá de la muerte. Luis Álvarez Lencero. Madrid 5-XI-82”
Luis era un apóstol de Cristo en la sociedad, un catequista y un propagador de la Verdad. Y también un grito
contra la mentira, la hipocresía y la falsedad.

JUAN VERDUGO

Ay del que mata, lo mismo
que un lobo en la oscuridad,
del que nunca da la cara
 por miedo a lo que verán. [14]
.
EL PRECIO DE LA LIBERTAD
El conocimiento, el saber mucho de los problemas sociales no define la condición humana de un individuo o de un poeta social, sino su actitud frente a esos problemas. La de Luis, creo que determina con nitidez su personalidad como poeta y como hombre de fe. Tal vez en los tiempos que corren hoy para la juventud, Lencero sea un poeta obsoleto. Esa hambre y esos problemas ya no existen. Y también hoy a esa juventud le interesa muy poco el tema religioso. Pero de ese alejamiento de la Iglesia por parte de la juventud tiene mucha culpa la Jerarquía. De ahí viene la apatía ante los problemas sociales. Sin embargo los jóvenes están hambrientos, deseosos de grandes ideales. Pero nadie se los propone en esta asquerosa sociedad del consumismo.
La juventud del 68 en España era luchadora, combativa, militante. Y no sólo porque viviera bajo el látigo de la dictadura.  En toda Europa era igualmente luchadora y vivían en democracia. Pero la juventud de hoy no es militante de nada, sino descansante de todo. Solo se les da salida hacia la evasión: discoteca, botellón, diversión, hedonismo. ¡Qué pena de juventud! En este ambiente, Lencero es un pelmazo porque todo lo que escribe ya no vale hoy porque estamos en la “Sociedad del bienestar”. Sin embargo, más de ocho millones de personas en España están hoy por debajo del umbral de la pobreza, según el reciente informe de Cáritas. Pero a nadie parece interesarle esas circunstancias. . La sensibilidad de Luis es tan a flor de piel que ante la visión de un niño carente de lo más elemental le hace vibrar y le estalla el corazón.

          JUAN ODIO

A la 1 vino al mundo.
A las 2 se puso a andar.
A las 3 lloraba hambre.
y a las 4 pidió pan.[15]

JUAN NADIE
Para Juan García Gutiérrez

Yo apenas me llamo Juan,
ni sé quién soy todavía,
pero aquí en la patria mía
nací como los demás. [16]

JUAN PUEBLO

·                    -¡Alto! ¿Quién vive?
-Soy un loco que sueña.
·                    ¿Un loco sin atar? ¡La soga, pronto!
Que le ahorquen la lengua! ¡Vaya un tonto!:
dice versos encima de una peña.[17]
Todos los poemas de Juan Pueblo, y de casi todos de los demás libros están escritos en primera persona, Lencero se identifica con sus juanes, son él mismo. Esa sensibilidad ante la injusticia y el dolor ajeno es común a otros poetas:
Rosalía de Castro, en un viaje en diligencia desde Galicia a Madrid en 1858 vio a un grupo de gallegos de los que solían bajar a segar a los campos de Castilla. Hizo una parada para saludarlos e interesarse por su situación. Cuando vio las condiciones infrahumanas en que vivían y el trato ignominioso que les daban los amos castellanos (lo mismo que pasa hoy con los rumanos) se indignó y escribió estos durísimos versos:

Castellanos de Castilla,
Tratad bien a los gallegos;
Cuando van, van como rosas,
Cuando vuelven, como negros.

 Allí van los desdichados
 todos de esperanzas llenos,
y vuelven ¡ay! sin ventura
con un caudal de desprecios.

Van pobres y vuelven pobres,
van sanos, vuelven enfermos,
que aunque ellos son como rosas
los maltratáis como a negros.

¡Castellanos de Castilla,
tenéis corazón de acero,
almas como peñas duras
y sin entrañas el pecho! 

Permita Dios, castellanos,
castellanos que aborrezco,
que antes los gallegos mueran
que iros a pedir sustento [18]
José María Gabriel y Galán denunció ante el mismo rey Alfonso XIII la miseria en Las Hurdes cuando el monarca la visitó en 1902. El rey tenía entonces 16 años. Había leído el poema de Gabriel y Galán, “La jurdana” y eso le movió a visitar esa región.

A SU MAJESTAD, EL REY.

…“Señor: en tierras hermanas
de estas tierras castellanas,
no viven vida de humanos
nuestros míseros hermanos
de las montañas jurdanas.

Hasta este monte eminente
donde rimo mis cantares
sube famélica gente
que mis modestos manjares
devoran violentamente…

Tanta pena he contemplado
que unas veces he llorado
con llanto de compasión
y otras mi voz han velado
gemidos de indignación.

Porque infama la negrura
de la siniestra figura
de hombres que hundidos están
en un sopor de incultura
con fiebre de hambre de pan.” [19]
Sin embargo, aunque Álvarez Lencero y Gabriel y

Galán reaccionan igual ante el dolor de los pobres, como la gran Rosalía, tienen distinta mentalidad. El primero, por su acomodado bienestar que le procuraban sus tierras de labranza, estaba aburguesado. Veamos un soneto suyo:

A UN RICO

¿Quién te ha dado tu hacienda o tu dinero? 
O son el fruto del trabajo honrado,
o el haber que tu padre te ha legado
o el botín de un ladrón o un usurero.
.
Si el dinero que das al pordiosero
te lo dio tu sudor, te has sublimado;
si es herencia, ¡cuán bien lo has empleado!;
si es un robo, ¿qué das, mal caballero?

Yo he visto a un lobo que, de carne ahíto,
dejó comer los restos de un cabrito
a un perro ruin que presenció su robo.

Deja, ¡Oh, rico!, comer lo que te sobre,
porque algo más que un perro será un pobre,
y tú no querrás ser menos que un lobo.
Ante la situación social de los trabajadores, Lencero no pide el paternalismo del potentado. Para Lencero el rico es un ladrón que ha acumulado riquezas con la especulación, la rapacería y la explotación de los trabajadores. Y grita   como lo hace el apóstol Santiago en su epístola:
“Oíd cómo clama contra vosotros el salario defraudado a los obreros que trabajaron vuestros campos. El clamor de esos trabajadores ha llegado a oídos del Señor Todopoderoso..” [20]

LA CRÍTICA SOCIAL

La crítica social, en todas las dictaduras, siempre ha sido un delito de lesa patria. Por criticar a la monarquía en 1914, Unamuno fue desposeído de su cargo de rector de la Universidad de Salamanca, aunque siguió como catedrático de griego; por criticar al rey Alfonso XIII por su enroque en la dictadura de Primo de Rivera fue cesado como catedrático y deportado a Canarias
.Todos los absolutistas utilizan la religión como fuerza integradora e identifican religión con patriotismo. Aquí para ser un buen patriota había que ser católico, apostólico y romano. Y lo mismo ocurre con los regímenes de los ayatolaes del Islam, que para ser un buen árabe hay que ser musulmán. El Régimen velaba para que todo el mundo fuera católico. Su mayor satisfacción era ver las iglesias llenas. En algunos pueblos, los domingos por la mañana la Guardia Civil paraba a los campesinos que iban a trabajar para inquirir si habían ido a misa. Si no habían asistido les aconsejaban volver y pedir permiso al cura, pues trabajar en domingo sin haber ido a misa y sin la autorización del cura era un pecado muy grave que podía dar con sus huesos en el infierno. Vamos, que con la Guardia Civil Franco inventó el octavo sacramento. Y era tanta su “santidad” que sus huestes le endiosaron y trataron de convencer a Pío XII para que le nombrara cardenal. Naturalmente, el papa no aceptó, pero le concedió el nombramiento de protocanónigo, que indica prioridad, preeminencia o superioridad, sobre los demás canónigos.
Y esto podía ser una trampa saducea. Cuando murió el arzobispo de Madrid, don Casimiro Morcillo, aún de cuerpo presente, el papa Pablo VI nombró a Tarancón como sucesor. Esto sentó muy mal a los integristas porque para ellos suponía una falta de respeto al cuerpo insepulto del obispo. Pero es que si se tardaba varios días en designar a un sucesor, el cabildo catedralicio podía nombrar un canónigo como obispo sucesor. Y, naturalmente, el elegido hubiese podido ser el protocanónigo.
La religión es un modo de tener bien sujetos a los pueblos. Y como los dictadores dicen que su autoridad les viene “por la gracia de Dios” y no por las urnas, que es un invento del Maligno, sus figuras son adoradas y ensalzadas hasta la saciedad como enviados del cielo.
Pero los déspotas, en realidad, no quieren una religión profunda, viril y liberadora de la conciencia del ser humano.
 Lo que quieren son beatos, meapilas desencarnados de la realidad social y con el pensamiento único decretado por el Régimen. La religión, así entendida, es el factor más alienante de los pueblos. No es gratuito, pues, que Carlos Marx dijera que la religión era el opio del pueblo para mantenerle adormecido. [21] No es extraño que una serie de hombres ilustres hayan calificado al cristianismo por la actitud de este tipo de cristianos píos, desencarnados de la realidad social.
Para Freud, el cristiano es, psicológicamente, un alienado y humanamente, un ser infantilizado.
Para Albert Camus, el creyente es un ser deformado por su creencia porque abdica de su razón y opta por no pensar; que los cristianos son seres egoístas porque esperan a la otra vida sin hacer nada en ésta, y si algo hacen es esperando la recompensa del cielo; que como seres deformados que son se preocupan de la sexualidad y otras minucias y olvidan lo fundamental, que es la construcción de un mundo mejor y por eso, su moral deformada deforma éticamente a los demás hombres.
Para Jean Paúl Sartre, la libertad es incompatible con Dios y la fe, y el creyente es un ser deformado porque no asume el riesgo de la existencia; que el cristiano, al hacer apostolado ama al otro no como es, sino como quiere que sea; y que al aceptar unos valores fuera de él, su moral es heterónoma y no autónoma.
Tal vez haya muchos que rechacen estas críticas por el hecho de que los autores citados eran ateos. Pero hay una cuestión a dilucidar. ¿Cuántos cristianos de misa dominguera se comportan en la vida con sus semejantes según los mandatos de Cristo?
A estos autores ateos les dolía la situación de tantos hombres explotados, marginados, alienados y oprimidos sin acceso a la cultura. Eran ateos, sí: pero su ateísmo tenía vocación redentora del ser humano. Y criticaban a los cristianos que no hacían nada por la justicia social y por la libertad.
         Ante tantos beatos de sacristías y otros que son apáticos e indiferentes, se comprende la crítica de estos hombres.

Y es que los dictadores utilizan un sucedáneo de religión, una religión falseada para alienar al pueblo. Lo grave es que la Jerarquía eclesiástica no haya hecho casi nada para desfacer aquellos entuertos.
El arzobispo emérito de Zaragoza, monseñor Elías Yanes, en una rueda de prensa en Oviedo dijo:
“Los católicos adultos en España carecen de una formación cristiana ‘sólida’ que les permita ‘dar respuesta’ a los problemas del mundo actual y que sólo cuentan en este terreno con unos conocimientos ‘de primera catequesis. No pueden coexistir una amplia cultura civil y una cultura infantil en el ámbito religioso” [22]
.Esta reflexión de Elías Yanes hubiera tenido valor si a continuación hubiese entonado el mea culpa con el santo propósito de tomar conciencia, discernir sobre las causas y tratar de enderezar los caminos de la Iglesia. Porque él fue arzobispo de Zaragoza y presidente, dos veces, de la Conferencia Episcopal.
.Esa declaración es muy grave en boca de un arzobispo, porque si los católicos españoles carecen de una “formación cristiana sólida que les permita dar respuesta a los problemas del mundo actual”, ¿por qué la resplandeciente luz de la Doctrina Social de la Iglesia, que tiene respuesta para todos los problemas del mundo actual, la han ocultado bajo el celemín, en vez de ponerla en el candelero para iluminar a la feligresía? [23].
El día 11 de mayo de 2008, Pentecostés, día de la Acción Católica, la Conferencia Episcopal en un documento, dijo: “Desde la Iglesia no hemos prestado la suficiente dedicación a la formación de los adultos bautizados. Pensábamos que, al mantener unas prácticas religiosas, todos estaban suficientemente formados, y nos hemos equivocado”   ¡Esto lo dijo la Conferencia 3 años después de la declaración de Yanes!
Pero no hay manera. La involución de la jerarquía española no tiene remedio. La Conferencia episcopal organizó del 11 al 17 de enero de 2009, la tanda de Ejercicios Espirituales para Obispos que cada año tiene lugar en Pozuelo de Alarcón (Madrid).
Otros años los Ejercicios los han dirigido expertos teólogos. Pero ese año fueron dirigidos por el P. Luis Mª Mendizábal, S.J.,  un cura de 84 años de extrema derecha, que en los años 70, se rebeló contra  su General, el Padre Arrupe,   y perdió la
batalla. Derrotado, el padre Luis María Mendizábal se refugió en Toledo, bajo la protección del arzobispo Marcelo González.  
.Los ejercicios espirituales son para profundizar en el mensaje y la actitud del Maestro, de pobreza, humildad y sacrificio al servicio de los pobres, entre los que Cristo anduvo toda su vida, a los que amó hasta su muerte y los llamó bienaventurados. Como director de los ejercicios, si se tienen en cuenta estas premisas, hubiese sido más apropiado el sacerdote Enrique Castro, párroco de San Carlos Borromero de Entrevías, que lleva 30 años trabajando con los pobres, toxicómanos, inmigrantes, marginados, presos y prostitutas, al que Rouco le cerró la parroquia, un santuario para tantos desdichados necesitados de amor. Menos mal que todo el barrio de Entrevías se puso en pié de guerra defendiendo a su cura y a su parroquia. Rouco cedió y la santa misión con los pobres de Enrique Castro siguió.
No basta con un acto de contrición de vez en cuando. Hace años que la jerarquía debió meter el bisturí y hacer la reforma que desde hace años necesita la iglesia española. Pero para eso hacía falta valentía, honestidad y fidelidad a los propósitos de los pontífices en sus encíclicas, cosa que los epíscopos españoles jamás tuvieron, excepto unos cuantos para confirmar la excepción de la regla.
No escucharon a Pío XI cuando les aconsejó que se mantuvieran neutrales en la Guerra Civil; pero ellos hicieron la “Cruzada” al servicio de los insurrectos facciosos. El Papa no reconoció tal cruzada ni al régimen de Franco. Tuvo que ser Pío XII, el que 17 años después, legitimara la dictadura con la firma del Concordato de 1953; pero sus sucesores Juan XXIII y Pablo VI, fueron críticos severos del franquismo.
Ignoraron olímpicamente las encíclicas sociales de todos los papas: Rerum Novarum, de León XIII, en 1891, Cuadragésimo anno, de Pío XI, 1931; los Radio mensajes de Pío XII, especialmente el de 1951; Mater et Magistra, de Juan XXIII, en 1961; en todas se evocaba la Rerum Novarum, en las que denunciaban las injusticias contra los trabajadores y reclamaban los derechos humanos. Es decir, lo que hacía Tarancón.
Cuando se promulgó la “Mater et Magistra”, la censura franquista no toleró que se publicara en España.  ¿La causa? Porque se proclamaban en ella derechos que el dictador no reconocía: Libertad política, libertad sindical, libertad de prensa e imprenta, etc. Los obispos cubrieron bajo el palio el innoble régimen franquista, impuesto a golpe de fusil, y no defendieron lo que los papas habían promulgado para todos los países del mundo. Tuvimos que ser los militantes cristianos los que la publicamos clandestinamente y distribuimos miles de ejemplares en todos los ambientes políticos, sindicales, estudiantiles, laborales, parroquiales y vecinales. El Régimen, a la vista de que la Mater et Magistra circulaba por todos los ambientes, tuvo que rendirse a la evidencia y autorizar la publicación. Pero no cedió ni un ápice en el reconocimiento de los derechos humanos de los españoles. Y los obispos, por eso de la prudencia que tanto esgrimen como virtud, callaron. Si Jesús hubiera sido prudente no le hubiesen crucificado.
En 2008 los prelados en Pentecostés felicitaron a los movimientos de Acción Católica, como la HOAC y la JOC, e hicieron una nueva declaración:
«Siendo realistas, debemos reconocer que existen muchos bautizados que, debido al descuido y olvido de su formación cristiana, desconocen totalmente a Dios. Bastantes cristianos viven de una fe heredada, pero no personalizada. Se han conformado con las enseñanzas recibidas de sus padres en el hogar o en los primeros años de catequesis, pero no se han planteado lo que significa creer y seguir a Jesús. Desde la Iglesia no hemos prestado la suficiente dedicación a la formación de los adultos bautizados. Pensábamos que, al mantener unas prácticas religiosas, todos estaban suficientemente formados, y nos hemos equivocado».
Un acto de contrición, más por su postura durante sesenta años que nos pusieron todas las trabas que quisieron, como vetar a los dos santos fundadores de la HOAC: Guillermo Rovirosa y Tomás Malagón y obligarlos a dejar sus puestos, con gran dolor para los hoacistas.  Pero a pesar de la prohibición episcopal, los militantes siguieron gozando de sus magisterios, clandestinamente.
.El poder político despótico y absolutista, para sostenerse, necesita gente dócil, sumisa, ignorantes, acríticas y alienadas.
Eso es lo que hizo Franco, y los obispos le ayudaron manteniendo una feligresía de estúpidos beatos de sacristías, de lo que ahora se arrepienten, pero de boquilla, porque muchas declaraciones año tras año, pero sólo mareando la perdiz.
.Si los obispos hubiesen difundido la DSI, los católicos adultos tendrían una buena formación social, cristiana y ciudadana. Mas, divulgarla para educar a la ciudadanía con sus enseñanzas suponía incomodarse con el Dictador y perder los privilegios que tenían.
Ahora, a la DSI la llaman Enseñanzas Sociales de la Iglesia, con lo que le han quitado lo más fundamental: el cuerpo doctrinal, que es más que una enseñanza, un compendio o resumen.
Pero ese despropósito solo es de la jerarquía española, porque en otros países la DSI es apreciada en todo su valor. Por ejemplo: un obispo Belga ha dicho recientemente que la Doctrina Social de la Iglesia, después de las Sagradas Escrituras, es el tesoro más grande que tiene la Iglesia. También monseñor Alejandro Goic, presidente del episcopado chileno dijo el miércoles, 8 de agosto de 2007: Creo que tenemos una riqueza extraordinaria en la Doctrina Social de la Iglesia que es toda la dimensión social de la fe cristiana. Mientras tanto, aquí la Jerarquía sigue tocando el violón.
Todos los domingos en las misas se hacen tres lecturas: Una del Antiguo Testamento, otra de los apóstoles y el Evangelio. Ya ha muerto el dictador y no hay censura. ¿No sería más conveniente hacer una lectura de la Doctrina Social de la Iglesia que del A. T.?
El A.T. es la historia del pueblo de Israel. Cuando en el siglo VII Omar conquistó Alejandría lo arrasó y quemó todo; pero un capitán, al llegar a la biblioteca ordenó alto el fuego  al contemplar tanta cultura almacenada. Al preguntarle Omar por qué había paralizado el cumplimiento de sus órdenes, él capitán le dijo que era la biblioteca más importante del mundo y contenía un gran tesoro en cultura y sabiduría. El caudillo musulmán, que era un dechado de cognición y sapiencia, le dijo:
  -    ¿Toda esta sabiduría la contiene el Corán? 
  -    Si; el Corán es el compendio de toda sabiduría.
  -    Entonces no nos hace falta. ¡Quémala!
  -    Pero, señor: aquí está toda la cultura acumulada de todos los siglos, Mesopotamia, Grecia, Egipto, Roma. Creo, señor, que debe conservarse.
-¡No! Si el Corán no contiene esa cultura, es herética. ¡Quemarlo todo!
Pues, bien. El A.T. es bueno para ser un buen judío; pero para ser un buen cristiano basta con el Nuevo Testamento y la Doctrina de la Iglesia. Pero ésta sigue siendo ignorada por nuestra jerarquía.
Así nos crece el pelo a la Iglesia de España. En vez de tener una jerarquía valiente, viril, defensora de la libertad, de los derechos humanos y de la doctrina pontificia, tenemos un episcopado retrógrado. Los obispos españoles siempre han estado aliados con la extrema derecha, exactamente como en los años cuarenta.
 La jerarquía española ha pecado de soberbia y prepotencia. Al pueblo de Dios, a los laicos, no nos han hecho el menor caso y nos han tratado como a menores de edad, no como ovejas, sino como borregos. No han tenido respeto ni consideración a los laicos.
PÍO XII, en febrero de 1946, en una alocución a los nuevos cardenales, dijo:”Los laicos se encuentran en la línea más avanzada de la Iglesia; por ellos la Iglesia es el principio vital de la sociedad humana. Por tanto, ellos, especialmente, deben tener conciencia, cada vez más clara, no solo de pertenecer a la Iglesia, sino de ser la Iglesia”.
Pero Rouco Varela no se ha enterado del discurso de Pío XII a los nuevos cardenales y en vez de apoyar a Enrique de Castro en su maravillosa labor misionera con los pobres en su parroquia de Entrevías, le cierra el templo y le amonesta. ¡Qué vergüenza! 
La Iglesia está cada vez más desacreditada y miles de fieles abandonan los templos cada año. Pero esa actitud de los débiles en la fe no es la de los católicos que tenemos una profunda fe en Cristo y en la iglesia universal. No podemos desertar y mirar impasiblemente el integrismo de nuestros dirigentes. Tenemos que decir como Santa Catalina de Siena: “Hay que gritar con cien mil leguas, porque por haber callado todo está podrido”. 
La Iglesia necesita volver a sus raíces. Porque nunca fue tan pura la Iglesia como lo fue en los tres primeros siglos de nuestra era, con los Apóstoles, con los Padres Apostólicos, sus sucesores, los Santos Padres que, al igual que san Pablo, tenían correspondencia con todas las iglesias cristianas mediterráneas impartiendo sus enseñanzas con su inmensa sabiduría. El epistolario de los Santos Padres con las iglesias de la cuenca del Mediterráneo fue muy intensa: San Juan Crisóstomo, uno de los Padres más prolíficos, escribió, al menos, 241 cartas a los Romanos, a los Corintios, a los Efesios, a los Hebreos, etc., que aún se conservan; San Policarpo de Esmirna, a los Filipenses; San Ignacio de Antioquia, a los Efesios; San Antonio del desierto, 7 cartas a los hebreos; San Agustín escribió 270 epístolas recogidas en una edición benedictina. Y así, Orígenes, Tertuliano, etc. Las iglesias, aunque estaban separadas por muchas leguas, existía una maravillosa unidad en la FE que Pedro manifestó a Jesucristo: “Tú eres el Cristo. El hijo de Dios vivo”. Y sobre la ROCA de aquella FE, Jesús formó un movimiento, pero no una institución.
Eso quedó claro en la conversación que tuvo con la samaritana.
“-Nuestros padres siempre vinieron al monte Garizim para adorar a Dios, y los judíos ¿no dicen que Jerusalén es el lugar en el que se debe adorar a Dios?
“-Llega la hora, y ya estamos en ella, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. Entonces serán verdaderos adoradores del padre, tal como Él los quiere. Dios es espíritu y los que lo adoran deben adorarlo en espíritu y en verdad.” [24]
Y San Pablo, cuando declaró en el areópago: “El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él no habita en templos hechos por la mano del hombre.” [25]

CON CONSTANTINO HEMOS TOPADO

En los tres primeros siglos los únicos templos eran las catacumbas y lugares sombríos y alejados para no ser descubiertos por las fuerzas represivas del Imperio. Se adoraba a Dios en espíritu, en verdad. Pero, A principios del siglo IV, Constantino ya se había percatado de que, a pesar de la persecución, el cristianismo crecía en número, en Inten-
sidad y dinamismo, vio cómo hasta su propia madre, Elena, se hizo cristiana. Elena fue repudiada por su esposo, Constancio Cloro, cuando le hicieron emperador. [26] Elena, al verse libre del ceporro de su marido, hizo una enorme labor en Jerusalén protegiendo los Santos Lugares. Halló la cruz VERACRUZ en que Jesús fue crucificado en el Gólgota y mandó levantar en su memoria, en aquel lugar de Jerusalén, la basílica y templo del Santo Sepulcro, que hoy día se puede contemplar.
Constantino se percató de que al enemigo, si no puede ser aniquilado, lo mejor es hacerle su aliado. Así metió la pezuña en la iglesia, y fue más dañino que el caballo de Atila, pues hasta hoy padecemos sus macabros desbarajustes. 
Constantino, que todo lo tenía atado y bien atado, como el Invicto, no podía tolerar que hubiese miles de iglesias autónomas repartidas por su imperio y que se movieran con su propio albedrío sin ningún control. Había que someterlas a una disciplina y a los dogmas de una autoridad central, es decir, institucionarlas.
El papado no existió en la iglesia hasta Constantino. Existían los Padres Apostólicos, sucesores de los apóstoles; los Santos Padres  de la Iglesia; los obispos; pero no un Papa como máxima autoridad.  Constantino impuso  a Silvestre I _ un absoluto desconocido que no era doctor ni santo padre_, como sucesor de San Pedro, necesitaba legitimar a quien Jesús eligió para edificar su iglesia.
Pero esa teoría esgrimida por Constantino como coartada para justificar al papa fue rechazada por los Santos Padres de la Iglesia para desmentir al emperador,
Durante los tres primeros siglos de la iglesia no existe ninguna cita sobre el papado. Es decir, no había papa. Sin embargo, cuando CONSTANTINO creó el papado diciendo que era sucesor de San Pedro, sobre el que Cristo edificó su iglesia sí se hicieron puntualizaciones para desmentir aquel aserto:
- San Cirilo de Jerusalén (315?-387), padre y doctor de la Iglesia, en su cuarto libro de la Trinidad, dice: "Creo que por la roca debéis entender la fe inamovible de los apóstoles".
- San Hilario de Poitiers  (315?-367?),   en su segundo
libro sobre la Trinidad, dice: "La roca (petra) es la bendita y sola roca de la fe confesada por la boca de San Pedro". Y en el sexto libro de la Trinidad, dice: "Es esta la roca, la confesión de la fe, sobre la que está edificada la Iglesia".
- San Ambrosio (340?-397), uno de los más insignes padres de la Iglesia y uno de los cuatro primeros doctores de la Iglesia, el santo arzobispo de Milán, (sobre el segundo capítulo de la epístola a los Efesios), San Basilio de Seleucia y los padres del Concilio de Calcedonia, enseñan precisamente la misma doctrina.
- San Jerónimo (c. 345-420), erudito bíblico, padre y doctor de la Iglesia, dice en el sexto libro sobre San Mateo, "Dios ha fundado su Iglesia sobre esta roca de la que el apóstol Pedro fue apellidado".
- San Juan Crisóstomo (349?-407), doctor y padre de la Iglesia,  dice en su homilía 53 sobre San Mateo: "Sobre esta roca edificaré mi iglesia", es decir, sobre la fe de la confesión. Ahora bien ¿cuál fue la confesión del apóstol? Hela aquí: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo".
- San Cirilo de Alejandría (376-444), obispo y teólogo cristiano, padre y doctor de la Iglesia, dice lo mismo.
- San Agustín (354-430),  el más grande de los padres de la Iglesia, ocupa uno de los primeros lugares por su sabiduría y su santidad, escribe sobre su segundo tratado de la primera epístola de San Juan: "¿Qué significan estas palabras: Edificaré mi Iglesia sobre la Roca? Sobre esta fe, sobre eso que me dices: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo".
En su tratado [124] sobre San Juan, encontramos esta muy significativa frase: "Sobre esta roca que tú has confesado, edificaré mi Iglesia, puesto que Cristo mismo era roca". El gran obispo no creía tampoco que la Iglesia fuese edificada sobre San Pedro, que dijo a su grey en el sermón 13:
"Tú eres Pedro y sobre esta roca, (petra) que tú has confesado, sobre esta roca, que tú has reconocido diciendo: Tú eres el Cristo el Hijo del Dios viviente, edificaré mi Iglesia; sobre mí mismo, que soy el Hijo de Dios, la edificaré sobre mí y no sobre ti". Lo que San Agustín pensaba sobre este célebre pasaje, era la opinión de toda la Cristiandad en sus días.
San Pablo dice en su Epístola a los Efesios 2:20, que está edificada sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo. I Corintios 1, 12
Por lo tanto: Jesús dio a sus apóstoles el mismo poder que le otorgó a San Pedro; los apóstoles nunca reconocieron en San Pedro al vicario de Jesucristo y al infalible doctor de la iglesia; el mismo Pedro nunca actuó como si fuera papa; los concilios de los cuatro primeros siglos, cuando reconocían la alta posición que el obispo de Roma ocupaba en la Iglesia por motivo de estar en Roma, tan sólo le otorgaban una preferencia honorífica, nunca poder y autoridad. Los santos padres en el famoso pasaje, "Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia", nunca entendieron que la iglesia estaba edificada sobre Pedro (Súper Petrum), sino sobre la roca   (Súper Petram), es decir, sobre la confesión de fe del apóstol.
El nombre de Pedro no existía antes de Cristo. Ese nombre: Petro = Roca. Tú eres Pedro y sobre  esta Roca edificaré mi iglesia. Esto es una verdad a medias, tergiversada y manipulada por Constantino.
No existió ningún Papa en los tres primeros siglos del cristianismo.
Si Pedro hubiese sido Papa lo lógico es que San Pablo, al menos en su carta a los romanos, le hubiese citado. Por el contrario, le regañó y le llamó hipócrita. En Gálatas 2, 11-14 dice:
11 Pero cuando Pedro vino a Antioquia, le resistí cara a cara, porque era de condenar.
12 Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, (Santiago) comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión.
13 Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos.
14 Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?
El mismo apóstol Pablo, al enumerar los oficios de la Iglesia, menciona apóstoles, profetas, evangelistas, doctores y pastores. ¿Es que San Pablo se olvidó del primero de estos oficios, el papado, si el papado fuera una institución divina?
Otro hecho de mayor importancia: Un concilio ecuménico se reúne en Jerusalén para decidir cuestiones que dividían a los fieles. ¿Quién debiera convocar este concilio, si San Pedro era papa? San Pedro. Pues nada de esto ocurrió. El apóstol asistió al Concilio como lo hicieron los demás, y, sin embargo, él no fue el que resumió las cosas, sino Santiago. Jacobo. Y cuando los decretos fueron promulgados, fue en el nombre de los apóstoles, los ancianos y los hermanos (Hechos 15).
La misión de los doce era viajar, no estar instalados en ningún lugar fijo.
Para Constantino, el jefe de la iglesia tenía que ser manejable. Es decir, éste necesitaba un títere.
 El papa debía ser otro monarca, del reino de las almas, y, como tal soberano, debía vivir en un palacio, como un emperador. Éste construyó una iglesia donde el papa ocupara su cátedra doctrinal: San Juan de Letrán. Las catacumbas debían ser sustituidas por una gran basílica donde los cristianos rezaran a Dios. El mejor sitio para ambas construcciones era un terreno en la colina del Vaticano, pues ya como parcela rústica era lugar de peregrinación de los cristianos, porque allí, según la tradición, estaban enterrados San Pedro y San Pablo. Y en aquel solar construyó Constantino la primera basílica de la cristiandad.
   Constantino convocó el Primer Concilio ecuménico, en Nicea, (Turquía) en el año 325. Los obispos censados entonces en el Imperio romano eran 1.800.[27] Pero el emperador no los convocó a todos para evitar líos, discusiones y dolores de cabeza, pues la aspirina aún no se había inventado.
 Acudieron 318 obispos, por lo que de ecuménico, es decir, universal, nada. Más bien fue una reunión de adictos al régimen constantiniano. Y así, el 17,7 % de los obispos impuso al 82,3 % doctrinas, credos, decretos, dogmas y teologías a tuti plen. A pesar de que la palabra quórum nos viene del latín, el menda de Constantino se lo saltó a la torera. Porque él sabía mejor que nadie que si no hay quórum los acuerdos tomados no tienen validez. Es decir, lo que se acordó en Nicea no debería estar en vigor.
Naturalmente, los 318 obispos conciliares acataron todo lo acordado y fueron los que trasformaron la iglesia a voluntad del Emperador. 
Los sacerdotes, hasta entonces, vivían de su trabajo, como mandaba San Pablo:
Porque os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios.” [28]Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno. A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan.”[29]
.Pero eso de trabajar y doblar el espinazo, como San Pablo hacía, era muy duro. Así que los más espabilados  estudiaron mucho y se convirtieron en funcionarios de los templos, trabajaban media hora y encima, con un buen vino.
.Pero de todo esto, los 1.582 obispos restantes ni se enteraron. De lo que no hay duda es que los Santos Padres y Doctores de la Iglesia se opusieron a un papa rey y a una monarquía.
San Dámaso, Pontífice Año 384, que era de familia española, durante todo su pontificado se preocupó por conseguir que los obispos de todas las naciones reconocieran al Pontífice de Roma como el obispo más importante del mundo. Pero eso de un papa soberano no era aceptado por las comunidades de creyentes. En el Concilio de Milevi, del que San Agustín fue secretario, se decretó:
.“Todo el que apelase a los de la otra parte del mar (ROMA), no será admitido a la comunión por ninguno en África.”
.Los obispos de África reconocían tan poco al obispo de Roma que castigaban con excomunión a los que recurriesen a su arbitraje. Y eso, a pesar de la prohibición, lo hacían algunos. Tal vez por eso, estos mismos obispos en el sexto Concilio de Cartago, celebrado bajo Aurelio, obispo de dicha ciudad, escribieron al papa Celestino (422-432) amonestándole para que no recibiese apelaciones de los obispos, sacerdotes o clérigos de África, que no enviase más legados o comisionados, y que no introdujese el orgullo humano en la Iglesia. En el concilio de Nicea se estableció un Credo que había que rezar obligatoriamente en todas las misas. La iglesia, aunque  siempre fue una desde el principio,
eran, sin embargo, muchas, pero unidas en Cristo Jesús y erigida SOBRE LA FE manifestada por Pedro: “TÚ ERES EL CRISTO, EL HIJO DE DIOS VIVO”. Esa fe ES LA ROCA sobre la que Cristo erigió la iglesia, como dice San Agustín y otros padres y doctores, y no sobre Pedro como cabeza del colegio apostólico, que no lo fue en ningún momento. Esa fe era común a todas las iglesias: las del norte de África, las de Egipto, las de Israel, las de Turquía, las de Grecia, las de Roma, las de Francia, las Centroeuropeas y las de España. Todas ellas estaban asistidas por los Santos Padres (SANTOS  PAPAS) y Doctores de la Iglesia.
.Pues en Nicea se dispuso que en el credo se rezara “Creo EN la Iglesia, que es UNA, católica apostólica y ROMANA, etc.”, que es como se reza hoy. Con lo cual ya no se podía denominar iglesias a la de los corintios, los gálatas, los efesios, los tesalonicenses, los hebreos, etc. Porque a partir de entonces, según el CREDO, no existía más que UNA iglesia: la ROMANA.  A esa suprema falacia no solo se opusieron los Santos Padres, como ya se ha indicado. Santo Tomás de Aquino, doctor de la Iglesia, rechazó el credo nicentino:
.“Se podría decir ‘creo EN la Iglesiarefiriéndolo al Espíritu Santo que santifica a la Iglesia. Pero es mejor conservar el uso común y decir simplemente: creo [QUE existe] la Iglesia, sin la preposición EN, tal como dice el Papa San León IX” [30]
.Cuatro siglos antes que santo Tomás, hacia el s. IX, (Pascasio Radbert Monje primero y luego abad de Corbie, Pascasio Radberto (790-865) dio a luz entre el 831 y el 844 un texto de piedad eucarística bajo el titulo "De Corpore et Sanguine Domine". había escrito: “No digamos ‘creo EN la santa Iglesia’ (in ecclesiam) sino que, suprimiendo la sílaba EN, digamos ‘creo QUE existe la santa Iglesia’, como creo que existe la vida eterna. De otro modo se entendería que creemos en el hombre, lo cual es ilícito [idolatría]. Nosotros creemos sólo en Dios y en su única Majestad”
El Catecismo del Concilio de Trento, dice: “Hay que creer (QUE existe) la Iglesia, pero no creer EN la Iglesia. Pues en las personas de la Trinidad creemos de tal manera que ponemos en ellas toda nuestra fe. Y luego cambiamos  el  modo  de hablar y decimos  que existe  ‘la
santa Iglesia’ y no ‘EN la santa Iglesia’ para, con estos lenguajes diversos, distinguir al Dios Creador, de las creaturas” (Parte I, cap. 10, nº. 23).
Pues a pesar de todo lo dicho, el Catecismo de la Iglesia Católica de 1992, elaborado por Ratzinger, y aprobado por Juan Pablo II, sigue erre que erre con el credo nicentino. Pero la contumacia vaticana con Ratzinger convertido en PAPA, no ceja en su furor inquisidor y cuestiona el Concilio Vaticano II.
.El papa Juan XXIII con su encíclica Mater et Magistra y la convocatoria del Concilio Vaticano II le dio a la iglesia un soplo de modernidad en la justicia social y derechos humanos. Pablo VI siguió hasta terminar el Concilio y promulgó la Encíclica “Octogésima Advenis” y la “Populorum Progressio” y dio gran importancia a la labor de la iglesia de Ibero América y a los obispos de allí.
.Pero la oposición de Ratzinger al Concilio Vaticano II no es de ahora. En 1985, en su Informe sobre la Fe dijo:
“Resulta incontestable que los últimos veinte años del pos concilio han sido decisivamente desfavorables para la Iglesia”.
No es extraño que ya, como Benedicto XVI, dé un salto de 50 años atrás, y como no acepta el Concilio quiere introducir de nuevo el latín en la iglesia y que los curas vuelvan al altar de entonces y se pongan de espaldas al pueblo de dios, que es como estuvieron siempre. Y para esa magna reforma de la liturgia nombró a Cañizares Prefecto de la Congregación del Culto Divino
Volver al latín. ¿Tiene este hecho, acaso, intención de buscar las raíces de la Iglesia? Volver a las raíces siempre es un síntoma positivo porque supone una reflexión y una decisión de volver a la pureza del principio. Pero, con el latín no llegamos a las raíces, solo nos quedamos en la rama de Constantino.
.Hasta finales del siglo IV el idioma que dominaba en la Iglesia era el griego, el idioma culto por excelencia. La Biblia más utilizada, fuera de Israel, era la Septuaginta griega. La Biblia en hebreo, la Torá, naturalmente, era la madre; en el Antiguo Testamento, se escribieron los Salmos de David, las Lamentaciones de Jeremías, Isaías, El Cantar de los Cantares y El libro de Job, de los que Fray Luis de León era un eximio especialista.
La Biblia en latín no existía. San Dámaso I Pontífice (366-384), tuvo como secretario al sacerdote San Jerónimo, políglota, al cual le encargó que tradujera la Sagrada Biblia al
latín, en román paladino, que diría Gonzalo de Berceo, al lenguaje vulgar. Por eso, a esta traducción, la llamaron “La Vulgata”, y es la que empleó la Iglesia Católica durante 16 siglos.
Las iglesias, hasta Constantino, eran democráticas. Los pastores eran designados por los fieles, sin campañas electorales ni urnas.  El más sabio de todos los Padres de la Iglesia, San Agustín, fue elegido pastor porque lo decidieron los fieles, y consagrado obispo de Hipona, la actual ciudad de Annaba, en Argelia. 
Y esa costumbre siguió durante varios siglos más, al menos en España: San Braulio, 651, discípulo y amigo de nuestro gran sabio San Isidoro de Sevilla, al morir su hermano Juan, que era obispo de Zaragoza, el clero y los fieles lo eligieron para que lo reemplazara. San Ildefonso, sacerdote (608-669), fue escogido por el pueblo para ser arzobispo de Toledo, considerado como una de las glorias de la Iglesia Española, doctor de la Iglesia, nació y estudió en Sevilla con san Isidoro.
En el año 858 murió el Arzobispo de Toledo y los sacerdotes y los fieles eligieron a san Eulogio para ser el nuevo Arzobispo. El Papa san León IX 1049, fue elegido libremente por el clero y el pueblo romano y no por cónclave cardenalicio.
.La lista sería larga. Hoy los sacerdotes y los fieles ni pinchan ni cortan. La Iglesia jerárquica sigue ausente de los signos de los tiempos y de la evolución de la sociedad. Hasta las monarquías más antiguas se han adaptado y se han sometido a la democracia. La historia de los pueblos camina hacia delante, pero la Iglesia jerárquica sigue anclada en el siglo IV. Los obispos y cardenales ordenan y mandan, y en la base, el pueblo de Dios, sacerdotes y laicos, solo se nos permite decir amén y aleluya.
Por oponerse al Concilio Vaticano II y a sus nuevas normas conciliares, el cardenal Lefebvre fue excomulgado por Juan Pablo II en 1980.  Sin embargo, el papa actual le tiene en gran estima y ha estado cortejando a sus acólitos para atraerlos al redil. Para tal misión utilizó a Cañizares.
La Hermandad Sacerdotal de San Pío X fue fundada en 1990 por el ex cardenal francés Marcel Lefebvre, máximo representante del integrismo católico. Tras la celebración del Concilio Vaticano II su negativa a celebrar la misa según las disposiciones conciliares le valió la hostilidad de la Santa Sede. Pese a ser prohibida, la Hermandad Sacerdotal de San Pío X, siguió ordenando sacerdotes y fundando distintas sedes, así como la consagración de cuatro obispos en 1988. (Lo mismo que hizo Clemente en el Palmar de Troya, Sevilla) Esto incitó al Vaticano a excomulgarlo ese último año. En 1991, atendiendo a una queja de la Liga Internacional contra el Racismo y el Antisemitismo (LICRA), Lefebvre fue condenado por incitación a la discriminación y por difamación. Falleció ese mismo año en la localidad suiza de Martigny.
Esta asociación integrista y reaccionaria tiene la gran suerte de haber conocido a Cañizares; los opulentos curas están encantados con él, porque al conocerle de cerca han descubierto que el ultraderechista Lefebvre, en realidad, era un rojo.
Los obispos, por ser los más versados e instruidos en la Palabra de Dios deberían ser ejemplos y modelos de virtudes cristianas. El Señor dice: “Aprended de Mí, que soy manso y humilde” [31].
.A los sacerdotes no se les tolera ni la menor autonomía y los obispos son celosos de que estén demasiado hermanados con los fieles, que es como debe ser; los obispos, con su despótica autoridad, los quitan y los trasladan cuando les  da la gana, sin el menor respeto a la feligresía, que quieren que su cura siga con ellos.
 Pero ya tanto autoritarismo está siendo contestado. En Madrid, 132 sacerdotes madrileños críticos con la gestión del arzobispo Rouco Varela han hecho un “Foro de Curas de Madrid”, creado el 7 de noviembre 2007 por “la preocupación por la tarea evangelizadora, por la falta de diálogo que predomina actualmente en la Iglesia de Madrid, y la imagen pública de la Iglesia.
También los curas granadinos tienen la misma actitud. Los cristianos de base debemos apoyarlos, solidarizarnos con ellos. La Iglesia necesita una revolución apostólica, pero esa reforma jamás vendrá desde arriba, sino desde abajo. Porque si desde arriba algún papa lo intentara, muy pronto le quitarían de en medio, como le ocurrió a Juan Pablo I
Por el hecho de que Dios y el Verbo sean metafísicamente eternos e inmutables, no procede que una institución humana, como la iglesia, en sus formas, en sus vestimentas, en su lenguaje, en su mensaje y mentalidad, no se ajuste a la marcha de la Humanidad.  Si la Iglesia de Cristo fue creada para evangelizar a los pueblos, lo más sensato es estar unida al pueblo, hacerse pueblo, vivir con el pueblo, consultar y oír al pueblo, marchar con el pueblo en su camino de salvación. San Pablo, en su carta a los Corintios dice:
“… siendo libre de todos, me he hecho esclavo de todos con el fin de ganar a los más que pueda.
·                    Con los judíos me he hecho judío para ganar a los judíos;
·                    Con los que están bajo la Ley, como quien está bajo la Ley –aún sin estarlo- para ganar a los que están bajo ella.
·                    Con los que están sin ley, como el que está sin ley para ganar a los que están sin ley, no estando yo sin ley de Dios sino bajo la ley de Cristo.
·                    Me he hecho débil con los débiles para ganar a los débiles.
·                    Me he hecho todo a todos para salvar a todos. Y todo esto lo hago por el Evangelio para ser partícipe del mismo” [32]
.Pero, nuestra jerarquía no quiere manchar sus lujosas capas rojas de muchos metros de largas con los hambrientos. Por eso no admite a los que, como Jesús, están encarnados en los pobres, como los obispos iberoamericanos, predicando la palabra del Señor. Por eso rechaza de plano la Teología de la Liberación.  Porque una teología de la pobreza, de la humildad, del sacrificio y del amor a los marginados es un escupitajo, un salivazo en todos los palacios, en toda la inmensa riqueza y lujo, que es un escándalo.
 “¡Ay del que escandalizare a los humildes y sencillos que creen en Mí!  Más le vale que le cuelguen una piedra de molino al cuello y le tiren al mar”. [33]  
Pero los cardenales ni se han enterado de esto.
Por la crítica a la Jerarquía española y vaticana es posible que alguien piense que soy irrespetuoso. Voy a dar una serie de citas acerca de la crítica en la Iglesia.
.San Agustín, dijo en su Sermón 46, 3-4: “A los pastores que se apacientan a sí mismos en vez de apacentar a las ovejas: .“Os coméis su enjundia, os vestís con su lana; matáis las más gordas y, a las ovejas, no las apacentáis. No fortalecéis a las débiles, ni curáis a las enfermas, ni vendáis a
las heridas; no recogéis a las descarriadas, ni buscáis las perdidas, y maltratáis brutalmente a las fuertes. Al no tener pastor, se desperdigaron y fueron pasto de las fieras del campo”.
.San Bernardo, (año 1.100) Doctor y último Padre de la Iglesia, famoso en su tiempo por sus sermones, como lo fueron los Santos Padres, en uno de ellos dijo:
.“Ayer decíamos que debemos querer tener dirigentes que nos guíen realmente por nuestra senda, en vez de los dirigentes que tenemos ahora. Nuestros ‘dirigentes’ actuales son precisamente todo lo contrario. Les gustan las prebendas y las aman más que el amor que sienten por Cristo. Pues se han entregado a sí mismos a Mammón. Mostradme un obispo que no se preocupe más de vaciar de dinero las bolsas de su pueblo que de librar de pecados las almas de ellos”. 
..Pío XII: “La opinión pública es parte del patrimonio de cualquier sociedad normal constituida por personas. Nos deseamos añadir una palabra acerca de la opinión pública en la Iglesia en aquellas cuestiones que están abiertas a la libre discusión. La expresión de tal opinión sorprenderá únicamente a quienes no conozcan a la Iglesia católica o tengan una opinión equivocada sobre ella. Pues también la Iglesia es un organismo vivo, y le faltaría a su vida un elemento importante, si no se expresara en ella la opinión pública. La culpa de esta deficiencia correspondería a los pastores y a los fieles de la Iglesia” [34]
.VATICANO II: “Todo esto exige que el hombre, salvados el orden moral y la utilidad común, pueda buscar libremente la verdad, declarar y divulgar su opinión, cultivar cualquier ocupación y, finalmente, informarse verazmente sobre los conocimientos públicos” [35]
.El papa Pablo VI: “Nos aceptamos con humildad y reflexión la crítica y admitimos lo que se señala con justicia. Roma no necesita ponerse a la defensiva, cerrando los oídos a las observaciones que procedan de fuentes respetadas, y menos aún cuando esas fuentes son amigas y hermanas” [36]
.Santa Catalina de Siena, primera mujer declarada doctora de la Iglesia, junto a Santa Teresa de Jesús, hizo críticas duras a los abusos y dijo en su tiempo: “¡Basta de silencios! ¡Gritad con cien mil lenguas! Porque por haber callado, ¡todo está podrido!”
.Ese es el pecado de los católicos: el silencio, la obediencia, la sumisión. Y gracias a ello los dictadores en la iglesia campean a sus anchas sin que nadie les tosa. ¡Pues, no y mil veces no! Hay que gritar, como dice Santa Catalina, porque por haber callado, ¡la Iglesia está podrida en su vértice! Podrida por tantos escándalos, como los del Banco Ambrosiano.
.He oído muchas veces a gentes sencillas que cuando entraron en la basílica de San Pedro en Roma perdieron la poca fe que tenían al contemplar tanta riqueza. Ni los palacios y templos paganos tenían tanta magnificencia, lujo y esplendor. ¡Si San Pablo levantara la cabeza! Cuando estuvo declarando en el areópago en Grecia dijo: “El Dios que hizo el mundo y todo lo que en él hay, puesto que es Señor del cielo y de la tierra, no mora en santuarios fabricados por mano de hombres.” [37]
.Pío IX, el papa que más tiempo estuvo en el solio pontificio, 32 años, fue odiado por el pueblo italiano por oponerse a su lucha por la independencia de Austria, por la que tanta sangre y lágrimas habían derramado. Ocurrió en Italia lo mismo que España contra los franceses en la Guerra de la independencia. Cuando Verdi estrenó en 1842 su ópera Nabucco en la Scala de Milán, el pueblo hizo suyo el coro de los esclavos, pues cautivos eran de los austriacos, que habían ocupado Italia y sometido a los italianos, incluido al propio autor.
 Verdi hizo un coro sencillo, pues en su partitura solo existe la clave de sol para tenores y sopranos, pero carece de clave de fa para barítonos y bajos.
.Por eso, el coro de esclavos en realidad no es un coro, sino un aria cantada por muchas voces a la vez con la misma tesitura. Así resultó muy fácil para que el pueblo se la aprendiera de memoria y la cantara como himno revolucionario. Ese fue el inmenso talento de Verdi.
Pío IX, en vez de bendecir aquel fervor patriótico del pueblo italiano, se puso a favor del opresor austriaco. Por eso los italianos le odiaron hasta la muerte. Eso lo percibió el papa y debió pensar que entre el pueblo habría muchos laicos y sacerdotes que tal vez le criticaran y se volvieran contra él. No sabemos si su intención era tocar la fibra sentimental de la gente con un nuevo culto mariano. En. 1854, en tono muy solemne decretó, ex cátedra el dogma de la Inmaculada Concepción.
.
.Del tema de la concepción virginal de Maria se habló desde los primeros siglos. El amor a la Virgen ha estado siempre en el corazón de la iglesia por ser la madre de Jesucristo. Pero hubo bastante oposición a declararla inmaculada. En el siglo XII san Bernardo, padre y doctor de la Iglesia y en el siglo XIII santo Tomás de Aquino, se opusieron. Tuvo que venir Pío IX, que por extrañas razones promulgó el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María 1854 años después del nacimiento de Jesús.
.Pero no paró en eso. En el Concilio Vaticano I decretó la infalibilidad del papa. Es decir hacerse como el Sumo Hacedor para reforzar una autoridad contestada por el pueblo de Dios
.En todos los santuarios del mundo van los peregrinos a rendir culto a la Virgen, al apóstol, al santo, o la santa en cuestión, como lo hacían los cristianos desde los primeros siglos ante las tumbas de san Pedro y san Pablo.
 El Vaticano, por eso, es el más importante santuario del mundo.
Pero desde 1854 las multitudes no van a rendir culto a los apóstoles, como en Santiago de Compostela, van a rendir culto a la personalidad del papa: Idolatría pura y dura. Una costumbre herética impuesta por el mediocre y nefasto Pío IX. No hay nada más demagógico para conducir a las muchedumbres como lanzar una o dos frases para que las masas las vociferen hasta el empalago.
.Juan Pablo II, con aquello de “Totus túos”, y “Juan Pablo, segundo, te quiere todo el mundo”, elevó al cubo el culto a su personalidad. Y sin explicar por qué, con premeditación, alevosía y nocturnidad, beatificó a Pío IX, y para que no se notara mucho, lo traspapeló, entre el expediente de beatificación de Juan XXIII. Pero a pesar de todo su sigilo, se notó y se criticó en las páginas especializadas de la prensa, en ambientes católicos progresistas y, muy especialmente, en Italia.
Pero no paró en eso. El Vaticano, hace pocos años, le quitó al teólogo Hans Küng la autorización para enseñar teología católica porque cuestionó el dogma de la infalibilidad papal, por lo que la gilipollez de Pío IX sigue vigente en el Vaticano.
. En agosto del año 1978 el cardenal Luciani fue elegido Papa con el nombre de Juan Pablo I. como respeto y consideración a Juan XXIII y Pablo VI. Él ya había realizado en 1972, siendo patriarca de Venecia, varias inspecciones en las finanzas de la iglesia y conocía los desfalcos y negocios sucios que había en el banco del Vaticano. Al subir al solio pontificio, hizo algunos cambios en la Curia con el fin de purificar y renovar la Iglesia. Treinta y cuatro días después lo asesinaron.
.Incluyo unas cuantas confidencias del papa Juan Pablo I que nos pueden dar un conocimiento de su personalidad, de su carácter y de sus intenciones:
.-“Tengo la impresión de que la figura del Papa sea demasiado alabada. Hay un cierto riesgo de caer en el culto a la personalidad, que yo no quiero en modo alguno. El centro de todo es Cristo, es la Iglesia.
.-“La Iglesia no es del Papa, es de Cristo, que en el Espíritu Santo se la ofrece al Padre...
.-“Aquí todos miran al Papa como si estuviese en la copa de un árbol, lejano, intocable, hombre de nadie. Yo no soy un rey, soy un padre, un hermano, un amigo de todos. Y deseo ser tratado como un padre y un hermano.
.-“La Iglesia no debe tener poder ni debe poseer riquezas. Hemos perdido el sentido de la pobreza evangélica.

-“Cristo Jesús, Pedro, Pablo y Juan no fueron jefes de Estado...
.-“Yo no quiero escoltas ni soldados. Como no quiero que los guardias suizos se arrodillen a mi paso y que ningún otro lo haga. Pedro a Cornelio, que se le echó a los pies, le dijo: “Levántate, que yo también soy un hombre” [38]
.-“He empleado gran parte de mi vida buscando decir las cosas consideradas difíciles con palabras claras, simples y comprensibles a todos. No quiero hablar o escribir para los técnicos, para los intelectuales, quiero ser comprendido por el último de los analfabetos.”
·                     Juan Pablo I quiso hacer la reforma profunda que necesita la Iglesia. Por eso lo envenenaron.[39]
Los hechos de corrupción más escandalosos ocurrieron en tiempo de Juan Pablo II protagonizados por Gelli, Calvi, el arzobispo Marcinkus, Sindoni, y otros directivos que fueron asesinados por ajustes de cuentas de sus implicaciones delictivas;  y el Juez Alessandrini, los fiscales Cresta y Ambrosoli, Mino Pecorili, abogado, Antonio Varisco, teniente coronel jefe de Seguridad de Roma, Boris Giuliano, jefe de seguridad de Palermo, que perseguían lo delitos, fueron igualmente asesinados, unos por la Logia 2, y otros por la Mafia, entre los años 1978 y 1982. Todos esos crímenes estaban relacionados con el Banco Ambrosiano.
Juan Pablo I fue mártir por querer purificar la iglesia echando a los mercaderes del templo y conducir al rebaño con la sencillez, la austeridad, la mansedumbre y la humildad de Jesucristo[40]. Es inaudito que su memoria haya quedado, dentro de la resplandeciente luminosidad vaticana, en la más indignante penumbra. Pero más indignante aún es que el pueblo de Dios, sacerdotes y laicos, permanezca contemplando tanta inmundicia con mirada bovina, sin rebelarse, o al menos gritar con las cien mil lenguas de Santa Catalina de Siena contra la podredumbre de la Iglesia vaticana. Realmente vergonzoso.
Sin embargo no todos los obispos fueron así. Tarancón es la excepción que confirma la regla.
El nombramiento de don Vicente Enrique Tarancón, para el franquismo, fue una puñalada trapera para Franco de Pablo VI, pues para el Régimen era un personaje molesto desde que fue obispo de Solsona por sus pastorales en contra de la injusticia social. Ahí empezaron a hostigar al nuevo arzobispo. Un prelado crítico e insumiso era para Franco un enemigo.
A monseñor Echarren le conocí de cura en Madrid; el cardenal Tarancón le nombró vicario suyo y fue el que abrió los templos y locales de la iglesia a los trabajadores para que trataran de sus problemas. Eran los únicos lugares en que se podían reunir sin miedo a la policía, pues las reuniones de más de dieciocho personas estaban prohibidas La iglesia tenía un concordato con el Gobierno y ésta estaba protegida ante todas prohibiciones de reunión de personas.  Más tarde, Echarren fue obispo auxiliar de Tarancón. Había párrocos, como Mariano Gamo en Moratalaz y otros en Vallecas, cuyos locales parroquiales estaban al servicio de los trabajadores en huelgas, para poder tratar de sus asuntos. 
Pero la protección de los trabajadores dentro de los locales de las iglesias irritaba a la policía, los tenían siempre rodeados y a veces había palos a la salida. Hubo presiones ante Tarancón para que acabara con aquellas, según el Gobierno, “conjuraciones y complot contra el orden establecido”. Pero el cardenal, como respuesta, abrió también las puertas del obispado a los obreros. Eso suponía una respuesta ante la sociedad de que Tarancón reconocía el derecho de los trabajadores a reunirse, un derecho promulgado en la “Mater et Magistra” y la Doctrina Social de la Iglesia, pero no reconocido por Franco.  Por eso, Tarancón era molesto para el Régimen, como lo fue su brazo derecho, Echarren, como obispo auxiliar. Tal vez por eso le enviaron a Canarias, como hicieron con Unamuno y hasta con el mismo Franco cuando era molesto para la República. 
También había otros obispos que como Tarancón eran contestatarios con el Régimen: Juan Pedro Zarrans y Pueyo, vasco, le mandaron a Plasencia, que por aquellos entonces era casi tan lejano como Canarias, por las infames carreteras que había. Un día Franco visitó el Monasterio de Yuste y el obispo se negó a ponerle el palio. De esto no decían nada los periódicos, claro, pero eso lo saben los curas de la diócesis, que me informaron.
Para colmar la indignación del Gobierno, ocurrió un hecho sin precedentes: Monseñor Añoveros, obispo de Bilbao, en 1974, escribió una pastoral que fue leída en todas las parroquias de la diócesis en defensa de la lengua y la cultura vascas, y en la que se pedían derechos y libertades, tal como exigía la Doctrina Social de la Iglesia. Aquello, para el gobierno era un delito de lesa patria, pues aún resonaba el estruendo de la voladura del coche de Carrero Blanco por ETA. El escándalo fue mayúsculo. Aquello era un atentado contra el Movimiento Nacional. Nadie en España se libraba de la cárcel por tales manifestaciones, ni siquiera los curas. Pero encarcelar a un obispo era demasiado. El Gobierno de Arias Navarro decretó su expulsión de España para desbaratarse de tan molesto prelado y puso un avión para Monseñor Añoveros. Tarancón era entonces presidente de la Conferencia Episcopal y, como pastor de toda la iglesia española salió en defensa de su oveja en peligro. No se anduvo con sermones ni protestas ni recursos de amparo. Inmediatamente redactó un decreto de excomunión al Gobierno, Franco incluido, si Añoveros era expatriado. El gobierno recurrió al Papa, Pablo VI, pero éste, poco amigo del Dictador, apoyó al cardenal Tarancón. Y Añoveros siguió en su diócesis. El Invicto fue derrotado en una batalla humillante para él.
.Esto da una idea de la personalidad de Tarancón, que puso firme al mismísimo Caudillo. Aquella humillación irritó a Franco y toda la ultraderecha la emprendió contra el cardenal con amenazas, pasquines y pintadas pidiendo “Tarancón al paredón”.
 Don Vicente, sin embargo, como muchos dijeron, no era un político. Era un pastor desde los epíscopos de la Conferencia, hasta los laicos, incluso de aquellos que no eran católicos. En 1950 siendo obispo de Solsona escribió una pastoral titulada “El pan nuestro” En ella llamaba la atención de los poderes públicos y de toda la sociedad por los trabajadores que en la España de entonces pasaban hambre y carecían, a pesar de trabajar duramente, de una vida digna por no tener muchas de sus necesidades materiales cubiertas.
 Aquella pastoral fue un insulto para un Régimen que decía a bombo y platillo que España era un paraíso para los trabajadores. Aquella pastoral le costó al obispo 15 años de “destierro episcopal”, según nos cuenta el Padre Ángel García, fundador, por iniciativa y ayuda de don Vicente Enrique Tarancón, de la Asociación Mensajeros de la Paz que hoy trabaja en 36 países del mundo atendiendo niños, mayores, mujeres victimas de violencia, discapacitados; comunidades enteras en África, Asia o América Latina en busca de justicia y desarrollo.
 Y siendo arzobispo de Madrid seguía defendiendo el derecho de los pobres y de los obreros a comer en abundancia y cuanto necesiten para llevar una vida digna y humana. “No rebasamos –decía- nuestra misión episcopal cuando pedimos pan abundante y comida suficiente y habitación digna para todos nuestros hijos. No nos apartamos de la línea de conducta del Maestro cuando lanzamos nuestro anatema contra todos aquellos que sean culpables de que a los obreros y a los pobres les falte lo necesario para vivir”. Como dice el padre Ángel, Tarancón fue un santo del siglo XX.
Era un espíritu firme, como Pedro Casaldáliga, catalán y obispo en Brasil (ordenado obispo el mismo año en que LUIS ÁLVAREZ LENCERO publica Juan Pueblo, 1971), que se revuelve contra la falsedad, la mentira y la hipocresía en su poema “Maldita sea la cruz”.
“Maldita sea la cruz
que exhiben los opresores
en las paredes del banco,
detrás del trono impasible,
en el blasón de las armas,
sobre el escote de lujo,
ante los ojos del miedo.
Maldita sea la cruz
que el poder hinca en el Pueblo
en nombre de Dios quizás.”
Pere Casaldáliga, hoy obispo emérito de Sao Félix do Araguaia, fue muy amigo de monseñor Oscar Romero, por la Teología de la Liberación, y de Ignacio Ellacuría, ambos asesinados. Y él se salvó de un atentado por no ir aquel día en su coche. Unos sicarios confundieron a su vicario, con el propio Casaldáliga (1977). Le ametrallaron y murió João Bosco, su vicario y amigo.
El día 2 de marzo de 2007, Pere Casaldáliga, obtenía el “Premi Internacional Catalunya” en su dieciocho edición. Un premio prestigioso e importante que le fue concedido “por su meritoria labor entre los más desvalidos, en especial los indígenas y campesinos sin tierra, con los que ha colaborado en la transformación socioeconómica del Mato grosso brasileño”. Al día siguiente, todos los grandes medios de comunicación se hacían eco de la noticia. Pero muchos medios de la Iglesia la silenciaron, como la COPE. Y el mismo silencio ha tenido con el centenario del nacimiento de don Vicente Enrique Tarancón.
Para valorar la firmeza de don Vicente contra la injusticia social, voy a recordar algunos hechos que ocurrieron en la sociedad de su tiempo
.Hacer la menor mención de su Excelencia que no fuera el “¡¡¡Franco, Franco, Franco!!!”, era una temeridad y un flagrante desacato. Verbigracia: Por escribir un artículo en el diario “Madrid” titulado “General De Gaulle, retirarse a tiempo”, sin nombrar al dictador para nada, Rafael Calvo Serer, su autor, y dueño del periódico, fue procesado, porque aquello era una indirecta solapada, socarrona y ladina contra Franco, que debería imitar a De Gaulle y retirarse a tiempo. Pues por ese ejercicio de opinión, el edificio del diario “Madrid” fue demolido y reducido a cenizas, lo mismo que hicieron los romanos con Cartago después de la batalla de Zama. Y eso que ya estaba vigente la libertad de prensa e imprenta de Fraga Iribarne (1966), aunque él ya no era ministro; tal vez fuera destituido por Franco por haber introducido aquel engendro de libertades que tanto dolor de cabeza produjo al Gobierno. Y es que como decía Larra, “En España, respetando a Dios y al rey, se puede escribir de lo que sea; y ese respeto consiste en no acordarse para nada de ambas majestades”
A Fraga le sucedió Sánchez Bella, en 1969, más duro e intransigente con las libertades, con una contumacia propia del inquisidor Torquemada en los reinos de Isabel y Fernando, “cuyo espíritu impera”, como cantaban los falangistas.
En aquel ambiente déspota y opresor de la libertad, Luis Álvarez Lencero publicó “Juan Pueblo” sin pasar por censura previa, como ya se ha dicho. 
Ya no era obligatorio pasar por censura gracias a la ley de don Manuel. Pero la escabechina que hizo el Gobierno con periódicos y libros que se publicaban sin pasar por el aro de la autorización previa fue un liberticidio.
Así se cargaron el diario “Madrid”, el cierre y clausura del diario “El Alcázar”; secuestros de libros, periódicos y revistas, multas, y procesos a directores, a periodistas y autores de textos estaban a la orden del día. 
El ministro de Información y Turismo Sánchez Bella, ordenó secuestrar y quemar la edición de “Juan Pueblo” y procesar a su autor, como ya hemos dicho. Gracias a José Díaz-Ambrona, amigo personal de Lencero y hermano de Adolfo, que había sido ministro del anterior Gobierno, éste contactó con Sánchez Bella para hacerle desistir de su intento. Lo tuvo crudo Luis porque el riesgo real era que le secuestraran la edición, le pusieran una elevada multa, y hasta que el Tribunal de Orden Público le condenara a pena de cárcel. Gracias a los hermanos Díaz-Ambrona, “Juan Pueblo” se salvó de la quema.
Aquello fue un acto de mucho valor de Lencero. A Luis no le amedrentaba la represión ni valía para inclinar la cerviz ante nadie, ni para estar agazapado tras la mesa de su despacho esperando que la magnanimidad del Régimen le diera permiso para pensar y escribir. Si la censura no le permite publicar él “hace versos encima de una peña”, como nos dice en el soneto “Juan Pueblo”.
Como en el caso del diario Madrid, no era necesario que se hicieran alusiones directas, bastaba una simple insinuación para que la censura actuara. Aquel caso era muy cercano en el tiempo para Luis. A pesar de todo escribió el siguiente poema:

EL GALLO

 ¿Y que no le parta un rayo
la cresta por la mitad
.a éste cuervo de corral   
santurrón y papagayo?  [41]
   Si este poema hubiese sido sometido a censura previa, lo más seguro es que no le hubieran dejado pasar, no por lo que decía, sino por lo que el lector pudiera entender, como lo de “retirarse a tiempo”. Pero Lencero no pasaba por censura porque no consentía que nadie se inmiscuyera en su creatividad. Para escribir esto, en todo caso, había que tener mucho valor, pero Luis los tenía muy bien puestos.
Por aquellos años, en todas las manifestaciones autorizadas, la policía observaba y controlaba sin intervenir. Hasta  que  la  palabra  libertad  salía  de  las gargantas de los
revoltosos; aquel grito era como un toque de cornetín para la policía, que atacaba sin contemplaciones a vergajazo limpio.
Pues allí estaba Lencero expresando por escrito y a pecho descubierto la palabra LIBERTAD.

JUANA LIBERTAD

En los vientres en flor de cada madre,
en la leche espumosa de sus pechos
y en el niño que duerme entre sus brazos
busco la Libertad. [42]
La libertad tuvo un precio muy elevado. Muchos luchadores fueron perseguidos, despedidos de sus trabajos, encarcelados y algunos se jugaron la vida. A Luis no consiguieron amedrentarle, y como dijo Quevedo:

“No he de callar, por más que con el dedo,
ya tocando la boca, o ya la frente,
silencio avises o amenaces miedo.

¿No ha de haber un espíritu valiente?
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?”

Luis Álvarez Lencero fue un espíritu valiente, como queda demostrado. Él dijo siempre lo que sentía su corazón, sin preocuparle si tenía que sentir lo que decía y ser perseguido por ello.
Con este relato queda patente que Luis era un hombre de su tiempo claramente comprometido con la sociedad y con los cristianos más vanguardistas.

EL SISTEMA POLÍTICO

 No conocí a Lencero personalmente, pero estoy seguro de haber estado cerca de él por haber coincidido en algunos lugares concretos donde ambos estuvimos: Hogar Extremeño de Madrid, Congresos de Escritores Extremeños de Cáceres,
o en la Editorial ZYX donde ambos publicamos alguno de nuestros libros. Incluso, casi pudimos coincidir en Frankfurt en la Casa de España, a donde solíamos acudir los emigrantes los fines de semana. Yo estuve en Alemania los años 63 y 64; él creo que también estuvo por esas fechas. .El único conocimiento que yo tenía de él hasta 1987 era lo escrito hasta ahora: Juan Pueblo  y poco más. Hasta que me tropecé
con su penúltimo libro: Poemas para hablar con Dios, con ese Lencero tan distinto al de Juan Pueblo. Al principio me pareció que se había producido un cambio, pero investigando en otros libros suyos comprendí que no se produjo en él cambio alguno, sino una profunda madurez.  Recordemos su pliego de descargo, la manifestación de su fe. No, no hubo cambio, sino una elevación profunda y progresiva de su personalidad.
Juan Pueblo se publicó en 1971 en plena efervescencia política y social; Poemas para hablar con Dios” se publicó en 1982. Franco había muerto y la democracia se instaló en España, se había producido un cambio político y social.
Los cambios cuantitativos producen cambios cualitativos. Un árbol muy cargado de fruto dará 100 Kg. de piezas pequeñas; si a ese árbol le quitamos la mitad de las frutas cuando están en flor hemos introducido un cambio cuantitativo, pero gracias a esa permuta se ha producido un cambio cualitativo: menos cantidad de frutas, pero más hermosas, que pesarán igualmente 100 Kg. Y eso mismo ocurre con las personas. Cuando alguien está cargado de preocupaciones materiales y pensando siempre en cómo aumentar su posesión de cosas que en su mayoría no va a utilizar, un día decide aligerar su equipaje, quitar del cesto repleto de cosas materiales y superficiales e ir llenándolo con otros cosas, la cultura, la solidaridad, el bien común, la lectura de la Biblia, etc., en ese alguien se produce primero un cambio cuantitativo, dando paso después a un cambio cualitativo, pero el cesto sigue lleno, con menos cosas, pero más hermosas.
Con el fin de la dictadura desapareció la agitación política y la acción directa y asamblearia de los estudiantes y trabajadores. Cesó porque los sindicatos y partidos eran ya libres y se organizaron. La lucha se institucionalizó y aquella ardiente vehemencia de la juventud por las libertades desde el 68 hasta el 75 se apagó. El sindicalismo y la política ya carecían de interés para muchos cientos de miles de jóvenes que habían luchado pero no quisieron afiliarse a ninguno partido. Habían luchado contra la dictadura y eso produjo en ellos un espíritu de noble rebeldía contra todo autoritarismo. Por eso no quisieron someterse a ninguna organización. Los más espabilados se lanzaron en busca de poltronas bien retribuidas, fueran o no de su ideología. El genial humorista Pedro Ruiz decía: “Qué tengo que ser para estar”. El PSOE no era un partido de mucho calado, en el sentido de arrastrar a las masas, como lo hacía el PC y CC.OO. Pero en las elecciones arrasó y se encontró de pronto con la Administración del Estado en sus manos. Necesitaba directivos de gran preparación para ocupar los puestos de responsabilidad, pero no tenía los suficientes. Militantes del comité central del Partido Comunista, como Nicolás Sartorius, Enrique Curiel y otros, se pasaron al PSOE. Y de la misma forma hubo trasvases espectaculares de gente de los múltiples partidos que quedaron sin sitio en las elecciones democráticas y entre los cuales había gente muy capacitada.
Así quedó configurado el sistema político de la democracia que después 35 años no ha cambiado absolutamente nada. Como suelen decirse las mujeres: “¡Ay, que bien te conservas! ¡No pasan los años por ti! Y cuando se dan la vuelta: “Sigue tan imbécil como hace treinta años”
.Cuando en 1975 murió Franco ningún menor de 60 años había tenido experiencia democrática en nuestro país. España se enfrentaba a una nueva sociedad que había que democratizar. Para tal menester había docenas de partidos políticos que se ofrecían. Se hizo una Constitución y unas elecciones generales. Todos los partidos se jactaban de ser garantes de la democracia. Sin embargo, la práctica ha demostrado que ninguno de ellos la tolera dentro de sus organizaciones. Hay un pensamiento único que lo establece el Comité Central o el presidente.
Rajoy fue elegido presidente del PP. por el ínclito dedo de Aznar, sin consultar nada más que a su famoso cuaderno, como la madrastra de Blancanieves consultaba a su espejo. Más tarde en un congreso Rajoy fue ratificado sin la menor oposición.
Pero tampoco en los congresos hay democracia. A ellos acuden compromisarios que en su mayoría ostentan cargos, sean alcaldes, diputados, directores generales, etc., -si se trata del partido que está en el poder-, o si están en la oposición ansían figurar en la lista de cargos para cuando llegue la alternancia. Si alguno de estos compromisarios tuviese la osadía de oponerse a la línea marcada por el jefe dejaría ipso facto de ostentar el cargo o de aspirar a él. Ya es famosa la frase de Alfonso Guerra “El que se mueva no sale en la foto”
 No fue así con Zapatero, pues éste fue designado por los congresistas en votación secreta de una terna con otros dos candidatos que aspiraban al cargo. Zapatero, pues, es presidente democráticamente elegido por un congreso.
El Parlamento se compone de los diputados designados en Elecciones Generales. Pero éstos no han sido elegidos por el pueblo, sino por los propios partidos, que son los que elaboran las listas cerradas, sin concursar, sino escogidos por decisión digital del comité electoral. El pueblo lo que hace es optar por un partido, no por unos candidatos que nadie conoce, ni conocerán.  Son, pues, diputados, no los que el pueblo quiere, sino los que los partidos deciden. Intencionadamente he preguntado a personas pertenecientes a partidos distintos si sabían el nombre de los diputados de su provincia que votaron en las últimas elecciones. Y ninguno me supo responder.
En el Parlamento existe una disciplina implacable y una obediencia ciega al partido, pues están en la poltrona porque la dedocracia los ha investido. Si un diputado se sintiese fascinado por el discurso de otro contrario sobre una determinada cuestión que esté en consonancia con su criterio, como el voto no es secreto, sino a mano alzada o electrónicamente, el diputado en cuestión no puede votar lo que le dicte su conciencia, pues sería relevado y expulsado del partido. El diputado, pues, es propiedad privada del partido, está instrumentalizado, sin individualidad, sin independencia ni propio albedrío. Y es una pena porque dentro del conjunto de sus señorías hay gente de gran talla humana, cultural y ética, que podrían aportar muchos valores al parlamento y por extensión a toda la sociedad. Pero no les dejan ser ellos.
El presidente Barack Obama, el 17 de enero de 2009, dijo que había que “hacer una declaración de independencia, no de la nación, sino de nuestras vidas".
En España, al Congreso de los Diputados se le debería llamar Congreso de presidentes, ya que los diputados no dicen ni pío, solo aplauden o gritan cuando lo exige el guión, pues siempre resulta un debate entre el presidente del Gobierno y el jefe de la oposición, que acompañado de su correspondiente cuadrilla de picadores y banderilleros, se dedica a picar con enormes puyazos, a rejonear y castigar con banderillas de fuego a su oponente. Una actitud, por otra parte, coherente, pues oposición es sinónimo de obstrucción, impedimento, obstáculo, entorpecimiento y traba.
Este espectáculo deprimente y obsceno no debería ser transmitido por televisión. Ni las películas de crímenes, o de sexo, son tan protervas; las primeras pueden entretener y la otra puede dar gustirrinín. Pero estos debates transmiten, aparte de aburrimiento, pesimismo, malestar, desconfianza, exasperación y encono en este tiempo de crisis, en el que sensatamente hay que transmitir esperanza y sosiego. Pero todo en vano. Esa retahíla de imputaciones y descalificaciones no es más que una farsa grotesca de cara a la galería de televidentes. Porque todos los diputados saben que por mucha elocuencia en el discurso y por muchos sesudos razonamientos (perdón, en sesudos he puesto una ese de más), no han de servir absolutamente para nada, pues ningún diputado va cambiar su voto porque ya lo tiene decidido por el partido. El partido político, en su estructura interna, es una dictadura.
Los políticos ignoran al barón de Montesquieu, autor “Del espíritu de las leyes”, donde habla de los tres poderes, totalmente independientes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, para que el Poder controle al Poder, como se aplica en todos los países adelantados, como Estados Unidos. Don Alfonso Guerra, que era un dechado de sapiencia fraseológica y verbosidad cuando era vicepresidente oyente del Consejo de Ministros, dijo: “Montesquieu ha muerto”.y “El que se mueva no sale en la foto” Decididamente, Guerra no era amigo del Barón, tal vez porque un tipo de sangre azul no hace buenas migas con un rojo.
..Aquí eso de los tres poderes, en más de treinta años que llevamos de democracia, no se lo ha planteado ningún político. Los dos grandes partidos deciden quienes son los magistrados que han de componer el Poder Judicial.
 Los otros partidos más pequeños también quieren participar de la pitanza y a veces les dejan tocar pelo.
Estos magistrados tampoco pueden votar lo que su recto criterio les aconseje, sino lo que manda quienes los eligieron, pues en caso contrario serían destituidos por el partido que los designó.
.Cuando la expropiación de Rumasa, el Tribunal Constitucional tenía trece magistrados: seis votaron a favor y seis en contra. El PSOE, por ser mayoría en el Parlamento, tenía uno más. Se produjo un empate que el presidente, don Manuel García-Pelayo y Alonso, con su voto de calidad decidió a favor de la expropiación. Para un magistrado con una larga trayectoria en la judicatura, noble y recto, con un alto sentido del honor de la integridad, de la equidad, y de la ecuanimidad que por su condición de juez no se metió en asuntos políticos, se vio envuelto de pronto dentro de la turbulencia de un asunto poco claro decretado por un gobierno que llevaba en el poder poco más de tres meses, sin el necesario rodaje ni la menor experiencia política y, con del GUERRISMO-FELIPISMO, la bicefalia que tanto perjudicó al PSOE, especialmente en Madrid con enfrentamientos internos constantes. A ver si el nuevo presidente, Tomás Gómez, alcalde Parla, es capaz de terminar con el galimatías del PSOE madrileño.
Don Manuel García-Pelayo  sufrió tal remordimiento de conciencia, tanta humillación por ser un títere de los políticos, de tanta vergüenza por tener que votar a favor de una decisión arbitraria, que poco después dimitió de su cargo, se fue de España y en un país de Centro América, creo que Guatemala, murió de angustia, y de pesar. Y mientras tanto, el inefable vicepresidente oyente se jactaba diciendo sus graciosísimas frases: “Rumasa, to’a p’al pueblo”. ¡Vamos, pa jartarse de reí!
.Pero las cosas siguen igual después de aquel expolio; en la judicatura se sigue escribiendo al dictado.
En España hace falta una media revolución, porque una revolución en mecánica es una vuelta completa, con la cual sigue igual que estaba. Esa media revolución hay que hacerla en la Política, en la Iglesia, en la Justicia, en la Enseñanza, de la que más adelante nos ocuparemos. Pero no se puede hacer desde la cúspide o el vértice, sino desde la base, desde los cimientos. Hay movimientos sociales y religiosos que denotan un malestar, una preocupación, un rechazo de los poderes, sean fácticos o de derecho. Los ciudadanos debemos alentar a esas bases, porque de ellas va a depender la salud de nuestra sociedad en la Justicia, en la Política, en la Iglesia y en la Enseñanza.
En todos los países adelantados el presidente del gobierno es elegido por un periodo de años concretos, según las normas de cada país. Si es apreciado por su gestión, los electores pueden votarle por otro periodo igual, pero no más. Aquí un presidente, nacional o comunitario, puede eternizarse en el poder si se le sigue votando. Aznar dijo al entrar en el gobierno que no estaría más de dos legislaturas. Y lo cumplió. Hizo buena gestión; pero se dejó seducir por Buch, que le dejó hacerse una foto en su despacho con los pies encima de su mesa y disfrutó más que un conejo con una zanahoria.
Pero ¡Oh, infeliz del que nace hermoso! Como dijo, pero en versión femenina, el político, escritor y dramaturgo, Martínez de la Rosa en 1834, siendo presidente del gobierno y amigo de Larra. Ahora el Buch, después de haberle seducido, se ha ido sin despedirse, si darle una medallita, ni un apretón de manos y ni siquiera le escribe, ni le llama. Hay amores que matan.
.Hace ya muchos años, desde la restauración de la democracia, se viene barajando la idea de cambiar este estado de cosas: que los municipios sean constituidos por elecciones directas en listas abiertas, y no designados en listas cerradas por los partidos, y que desde el municipio, que es la base de la sociedad, ya que todos los ciudadanos pertenecemos a uno, se establezca la vida política de la sociedad española.
.Las elecciones generales no deberían ser con listas cerradas sino abiertas, para que los ciudadanos eligieran directamente a los candidatos y que éstos le pidieran cuentas.
.En el Parlamento, el voto debería ser secreto. Así el diputado sería autónomo y libre de pensar y decidir, según su buen entender, aún sin dejar el partido de sus preferencias. El partido, como institución, es un conjunto de males, despropósitos y desatinos. Hay que acabar con los partidos y convertirlos en movimientos por afinidades, donde los participantes no sean como ahora: seres heterónomos, sino libres, con total autonomía e independencia en sus vidas, como dice Barack Obama, para poder desarrollar su propio pensamiento -el de él-, y su creatividad, que es como Dios quiere que seamos los seres humanos, libres, creadores, dueños de sus pensamientos, de sus iniciativas y de las decisiones de su inteligencia.
.Mas no es previsible que esta utopía llegue a realizarse. El cambio del sistema político se ha de proclamar en la Cámara promulgando la ley. Pero el Congreso está dominado por los dos grandes partidos y aprobar una ley de democracia directa e instituir en el Parlamento el voto secreto sería inmolarse, hacerse el haraquiri, por lo que sospecho que el régimen de los partidos va para rato.  A no ser que la ciudadanía tome conciencia e intervenga con la crítica y la exigencia del cambio.
.Por todo eso, el pueblo no quiere saber nada de una política que le margina y que solo le adula un día cada cuatro años para que voten. Sin embargo, esto no supone pasotismo o indiferencia, porque el pueblo español es muy sabio, muy sensible y se echa a la calle cuando algo grave o injusto ocurre en la sociedad, como el 23 de febrero, el terrorismo, o la guerra de Irak, que es el mayor de los atentados terroristas.
.Los españoles debemos gritar para que la democracia en España sea un verdadero sistema democrático: demo = pueblo, cracia = gobierno, en el que realmente podamos elegir libremente a todos y cada uno de los políticos, no tanto por su historial político, sino por su trayectoria humana ética y moral, y no esperar cada cuatro años a ser espectadores de la parafernalia a la que nos tienen acostumbrado para votar a uno, cuyo historial, a veces, no es más que lisonjear a los que tienen poder para hacerle trepar. Si de verdad fuera así, no habría corrupción en la política y los magistrados del Poder Judicial serían libres e independientes.
Entre todos los partidos, los grandes, los pequeños y los nacionalistas suman poco más del 10 % del electorado español, unos dos millones. Y el 90 %, es decir veinte millones de ciudadanos, estamos a verlas venir, contemplando con mirada bobina este absurdo y grotesco sainete de las campañas electorales. ¡Hasta cuándo!
Después de este paréntesis volvemos al tema que dejamos atrás.
.En la base militante de la lucha por la justicia de aquella juventud combativa, al morir Franco, hubo una deflación. La misión estaba consumada, los partidos y sindicatos ya eran libres. Se produjo en muchos un vacío y un no saber qué hacer, pues la mayoría no quisieron afiliarse y subordinarse a ninguna organización.
 Pero los rescoldos del fuego de aquella juventud combativa y generosa no podían apagarse con el fin de la dictadura, y volvieron a echar chispas y avivarse de forma más intensa e insólita. Es curioso que antes del año 1975 no existiera la palabra ONG en España. A partir de 1975 aparecieron Organizaciones No Gubernamentales, altruistas, generosas, solidarias, que abarcan hoy todas las necesidades sociales y humanas de los más desfavorecidos de la sociedad. Esa fue la maravillosa contribución a la sociedad de nuestro tiempo de aquella juventud. Los jóvenes, los de entonces, los de ahora, y los de siempre, están hambrientos de grandes ideales, pero no los encuentran en esta asquerosa sociedad del consumismo, de la superficialidad, del hedonismo y de la evasión. Naturalmente, Lencero estaba allí con su testimonio, su compromiso, con su poesía y su entrega compartiendo el mismo espíritu y las mismas circunstancias, y en él, como en la mayoría de los jóvenes, se produjo un cambio cualitativo.
.Por los poemas de Juan Pueblo vemos que el autor, durante la dictadura, ejercita una militancia activa y combativa, como los obreros, los estudiantes, los sindicalistas y políticos, pero en el campo de batalla que le es propio: el intelectual. Su lucha no era por consignas de partidos, sino cultural, creando conciencia colectiva contra una ideología que instalada en el poder impedía la democracia e imponía una censura implacable. Su lucha fue fundamentalmente ética, no sólo por lo que ocurre en España sino en todo el mundo por la incipiente globalización de las multinacionales. Sabía que los militantes obreros y estudiantiles se jugaban el tipo cada día, y él se lo jugaba también auto-publicándose un libro que ninguna editorial se atrevía a publicar. Y decía las cosas tal y como las sentía, sin la cobarde autocensura. Sus poemas rezumaban bellísimas metáforas que le entroncaban con la mejor poesía de la Generación del 27, en cuanto al estilo surrealista y metafórico, y a la del 36 de Miguel Hernández, en lo social y en lo ético.
Cuando muere el dictador llega la democracia, cambian las circunstancias y se puede practicar libremente la política, el sindicalismo y la prensa e imprenta. Ya teníamos lo que tantos jóvenes habíamos buscado con nuestra lucha.
.Luis comienza a enfermar. Se retira para meditar y buscar su identidad, ya que durante su juventud estaba “alterado, que diría Ortega y Gasset, fuera de sí, encarnado en los otros con su profundo sentido de alteridad. Ahora va a ensimismarse, a abstraerse, a empaparse de él para conocerse a sí mismo.
En todos los acontecimientos en que el hombre se ve metido, según Ortega, por difíciles que sean, el individuo  está identificado con sus circunstancias y, por lo tanto, consigo mismo; posee una identidad, una personalidad, descollante o mediocre, es igual. Pero cuando las circunstancias cambian se encuentra desnudo, desplazado, y en la nueva situación trata de identificarse con ellas, de encontrase a sí mismo, pues de lo contrario está perdido, desorientado. “La verdadera personalidad se adquiere, por tanto, cuando el sujeto da razón de su nuevo estado, cuando asume sus nuevas circunstancias.” Evidentemente, eso produce en él un cambio cualitativo. De ahí que Ortega dijera que el hombre no es, sin más, el sujeto que vive, sino que es él y sus circunstancias, de tal forma que dos individuos psicológicamente iguales son diferentes con circunstancias opuestas. Y si eso sucede a nivel individual también ocurre a nivel colectivo.
Todos los cambios culturales que se producen al pasar de una dictadura a una democracia producen crisis de identidad: los que han estado felizmente instalados en la primera se sienten desplazados e incómodos en la segunda. Y viceversa, cuando se pasa de una democracia a una dictadura. Con la diferencia de que cuando llega una dictadura hay represión, cárcel, exilio y muerte, y cuando llega la democracia, es respetado hasta el más recalcitrante enemigo de las libertades
.Y estas crisis las padecen más intensamente los que ejercen una actividad cultural creativa, particularmente poetas y autores literarios y teatrales. Muchos poetas y dramaturgos al desaparecer la censura les costó mucho calar y comunicar con el público. Durante la dictadura tuvieron que utilizar un tipo de lenguaje entre líneas, más sugerente que efectivo. No aprendieron a escribir con libertad, como Lencero, y cuando se pudo, no sabían hacerlo. Con frecuencia el respetable no entendía nada de lo que ocurría en el escenario, o lo que en las páginas se decía, pero siempre estaba el listo de turno que trataba de explicar el mensaje del evento. Y en medio de aquel confusionismo llegó el crítico “vanguardista” a revolver más el charco, pues elogiaba sin medida a los autores a los que llamó vanguardistas. Y a tal crítico le erigieron sumo pontífice reverenciado por los que solo él les comprendía.
Los llamados “vanguardistas” no se comían una rosca porque, como decía el satírico y mordaz Pitigrilli, les llamaban vanguardistas porque morían en la primera representación.  Pero el crítico de marras acaparaba cargos y más cargos suculentamente retribuidos, y mientras sus acólitos tiritaban de frío y de hambre de estreno, él se abanicaba plácidamente en el calor de su agosto.
.Por esta ceremonia de la confusión, una generación de autores con talento, pero sin la suficiente valentía y personalidad fue inútil para el arte que el pueblo español demandaba de ellos. Su pecado fue escribir para ser elogiado por el crítico de marras, en vez de escribir un teatro profundo, viril, sencillo. Y todo eso ocurrió porque no se tuvo valor para mirarse de frente, para hacer una autocrítica seria y valiente y salir del purgatorio. En cambio, se ha acometido con altivez numantina a todos aquellos que dicen que no hay autores en España.  Pero eso, ni sirvió entonces ni sirve ahora para nada. Quien manda es el público.
Dije al principio que los poemas de Juan Pueblo me parecieron panfletarios por aquella urgencia de manifestar unas denuncias y expresar sus sentimientos. Lencero supo hacerlo bien ejerciendo abiertamente su creatividad sin miedo ni autocensura y sin caer en brazos de críticos mercaderes. Bien claro lo dijo él:
Tengo claro que cantar
para que me entiendan bien
y no pregunten después
qué es lo que quise decir,
con que ya podéis abrir
los oídos de una vez.
Por lo tanto, en Luis no hubo crisis de identidad; él no tuvo que agazaparse por miedo al Poder ni caer en brazos de lisonjeros críticos, y su lenguaje y su forma de comunicarse era el mismo antes que después de la dictadura. Y ese ejercicio de hombría briosa y gallarda le valió para no tener que alterar su identidad ni sentirse desplazado por el cambio de régimen.
.El cambio que se produjo en él fue por la edad y la enfermedad. Cuando llegó la democracia tenía 52 años. Desde la atalaya de los cincuenta la vida cobra nuevas perspectivas, las cosas se ven de distinta manera. Ya no hay que luchar por construir, porque la vida ya está hecha.
El pensamiento y la reflexión vagan por otros universos menos pragmáticos y materialistas. Un hombre egocéntrico que en todas las cosas busca la forma de atiborrar su egolatría, acaba él mismo por ser cosificado; ya no posee cosas, sino que son las cosas las que le poseen a él. Él es una cosa más.
Pero el hombre que ha consumido su vida al servicio de los demás sin ningún apego por la materia, su corazón no está contaminado por el materialismo, sino humanizado, radiante por su mucho amor a los demás, y en ese camino Dios le espera y le acompaña, como dice en su poema HUMANO, y eso le santifica y le deifica. Lo suyo no es una simple creencia, sino una profundísima fe.

POETA MÍSTICO

Luis Álvarez Lencero era un cristiano contemplativo. En el poema ORACIÓN, que más adelante veremos, nos dice refiriéndose a Dios:

“Que Tú te haces pequeño y te rebosas
en lágrimas de estrellas y mendigas
cuando llaman tus manos como espigas
en la puerta del alma, temblorosas”
Esta visión mística de Dios, mendigando ante nosotros, llamando a la puerta a nuestra alma como un pordiosero para hacerse nuestro esclavo y servidor, coincide plenamente con la de Santa Teresa de Jesús:
“Aquesta divina unión,
 y el amor con que yo vivo,
hace a mi Dios mi cautivo
y libre mi corazón;
mas causa en mí tal pasión
ver a mi Dios prisionero,
que muero porque no muero.”
Y por eso Luis, en un embelesamiento, en un éxtasis contemplativo del amor de Dios, dice:
 “Tanta luz en mi alma me conmueve,
 me levanta del suelo y transfigura”
Sin embargo, hay quien dice que Luis no era un místico. ¿Por qué? El misticismo es un conocimiento directo e intuitivo de Dios, cuya autenticidad no depende de un éxtasis momentáneo, de una ráfaga de espiritualidad,
sino del tipo de vida cotidiano y permanente de entrega a Dios.
Tampoco el misticismo es privativo de Santa Teresa y San Juan de la Cruz, ni de curas y monjas, ni siquiera del cristianismo. Hay místicos hindúes, budistas, islamistas, y también los había en la Grecia pagana. No es, por tanto, un fenómeno exclusivo del siglo XVII. Hay místicos contemporáneos, como la escritora y filósofa social francesa, Simone Weil, mística y activista política en el aspecto de la justicia y de la problemática social, que  colaboró con las mujeres republicanas españolas en las fábricas mientras los hombres estaban en el frente luchando contra el fascismo; Guillermo Rovirosa, fundador de la Hermandad Obrera de Acción Católica, HOAC, en proceso de beatificación, o Tomás Malagón, sacerdote consiliario de la HOAC, de vital importancia en la formación de militantes obreros cristianos que tanto contribuyó a la promoción integral del mundo del trabajo y de la sociedad española. [43]
Luis Álvarez Lencero, pues, fue un místico y como poeta es considerado un maestro por grandes poetas jóvenes de hoy.
En aquellos años de efervescencia y agitación social la Iglesia estaba muy desprestigiada en el mundo obrero por su implicación en “La cruzada”, en la que la clase obrera y sus dirigentes fueron vencidos, y, también, por su simbiosis con el Régimen. En el mundo obrero y estudiantil había un rechazo al asunto religioso. Sin embargo, gracias a los curas que abrían las puertas de sus locales parroquiales para ofrecer una cobertura a los trabajadores para sus reuniones, y gracias al empuje del movimiento obrero cristiano en la lucha había gran respeto, no tanto por la Iglesia, sino por aquellas personas que siendo profundamente cristianas estaban en la vanguardia del movimiento obrero. Eso lo dijo el mismo Santiago Carrillo cuando le hicieron la primera entrevista en el aeropuerto de Barajas al regresar a España.
La corriente ideológica era filo marxista y estaba estimulada por los distintos partidos y sus diversas concepciones, tanto pro soviéticas como pro chinas.
El clásico PC, la ORT, el PT, el MC, etc., aparte del PSOE y las organizaciones sindicales, como CCOO, UGT, CNT, etc., todas ellas ateas, o agnósticas, indiferentes con la religión,
 excepto USO, fundada por militantes de la Juventud Obrera Católica, JOC., integrada en UGT. La afiliación de militantes a los partidos no era muy numerosa, pero éstos ejercían una gran influencia sobre las masas, pues daban charlas y mítines en fábricas y en barrios creando un estado de opinión irreligioso. Además, estaba de moda ser comunista. El PC tenía unos cuadros bien formados, por lo que sus métodos de análisis de la realidad social y política eran profundos. La CNT tenía sus propios métodos, distintos a los de los comunistas, pero bastante certeros. El movimiento libertario tenía peso y gozaba de muchas simpatías. Pero ninguno de los partidos citados se planteaba nunca el tema de la religión, a no ser para acusarla de ser el opio del pueblo. Dios no pintaba nada en el pensamiento de las masas. Dios no existía, ni ningún otro sujeto trascendente, sea Providencia, Espíritu, ya que la lógica del mundo y de la naturaleza, según el materialismo histórico, el mundo es una constante vibración en perpetuo movimiento.
Marx fue un genio en el análisis de los ciclos económicos. Su mejor obra es El Capital; Engels analista de los sistemas sociales, escribió “El origen de la familia”, “La propiedad privada y el Estado”, Del socialismo utópico al socialismo científico” y el “Manifiesto Comunista”, junto a Marx. Pero en materia de religión metieron la pata muchas veces, sin el menor rigor científico, por ejemplo: ”Sobre la religión”: Editorial Cartago, S.A. de Argentina.
Luis tenía muy arraigada su fe en el corazón y ningún crítico, por importante que fuera, podía socavarla. Su concepción del mundo y de Dios queda muy bien plasmada en los poemas que veremos más adelante.
Según la concepción marxista, el mundo es movimiento, vibración, acción, es decir, verbo. Pero el verbo no puede existir sin el sujeto. La música es sonido, vibración de las cuerdas del violín o las teclas del piano. El sonido, pues, no puede existir sin la vibración del sujeto que lo produce. El andar es movimiento, pero no puede existir sin el sujeto que anda. Mi andar soy yo andando; mi hablar soy yo hablando. Mi andar y mi hablar no pueden existir sin mí. No pueden existir si yo no existo. Marx y Engels aceptan el verbo, pero niegan al sujeto.
San Juan, en el primer capítulo de su evangelio, explica muy bien esto:
“En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba con Dios en el principio. Por medio de Él todas las cosas fueron creadas; sin él, nada de lo creado llegó a existir”.
Jesucristo es el Verbo de Dios, es la acción de Dios y está sujeta a la voluntad de Dios, que “es el que realiza las obras”. [44] Cuando Jesús se encarna en lo más despreciado de la sociedad, como los pobres, los enfermos, los marginados y a ellos les predica su evangelio y las Bienaventuranzas, el mismo Cristo se conmueve por ello y pronuncia esta oración:
 “Gracias te doy, Padre, porque todo esto se lo has mostrado a los pobres y se lo has ocultado a los poderosos y a los sabios” [45]
Es decir la voluntad de evangelizar a los pobres está en Dios. Cristo es el Verbo, la acción de Dios, pero a la vez es el mismo Dios:
“8 Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta.
9 Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre” [46]
Tales de Mileto dijo, 500 años antes de Cristo: Todo el universo es una evolución de la divinidad”. Y Ortega y Gasset: “No hay cosa en el orbe por donde no pase algún nervio divino [47]
Pues ese es el pensamiento religioso de Lencero. Esa es su admirable visión de Dios. Dios no es el Ser omnipotente que creó el universo en seis días, que el séptimo descansó y que permanece allá en las alturas, sino que está aquí, entre los pucheros, que dijo Santa Teresa, presente en la historia y actuando en la vida, hasta en los más mínimos detalles, como  “pastoreando grillos y hormigas”. 
En sus nuevos poemas empieza a desarrollar su misticismo.  Para él, Dios interviene en todo, hasta en las cosas más pequeñas y simples de la vida y de toda la Naturaleza. Es decir, para Lencero el mundo es movimiento, vibración, acción de Dios.

ORACIÓN DE BARRO
Padrenuestro del sol,
del aire y de la lluvia. 
Que preñas con tu labio
la carne de la tierra. 
Que devoras la noche
con gusanos de plata
y nadie te comprende
cuando besas la víbora.[48]
Y a partir de esta oración hasta la enfermedad siguió en su actitud contemplativa de la acción de Dios en la naturaleza.

AMIGO DIOS

Señor que con tu látigo
bendices a la oveja.
Que por tu mano limpia
come la paja el toro.
Que mulles los tejados
para acostar la luna
y sueñas en la espiga
violines de tu cuerpo.[49]
Pero aún avanza más, como veremos más adelante, en el poema HUMANO. Dios está a su lado hablando, caminando, y al sentirlo tan cerca se abrasa de amor y se transfigura.
Esta imagen de Dios que interviene en todo no es sólo de Lencero. Otros poetas, antes que él, ya tuvieron la misma representación de Dios. Y era muy profundo ese sentir de ver a Dios en el mundo, como Gabriel y Galán en sus poemas A solas” y “Desde el campo”:

“¡Cuántas veces he llorado la miseria
de la turba dislocada de perversos
que en la mágica ciudad artificiosa
injuriaban a mi Dios sin conocerlo!

“Si es verdad que no lo encuentran, aturdidos
de la mágica ciudad por el estruendo,
que se vengan a admirarlo aquí en sus obras,
que se vengan a adorarlo en sus efectos,
en el seno de esta gran Naturaleza
donde es grande por su esencia lo pequeño;
donde, hablándonos de Dios todas las cosas,
al revés de la ciudad de los estruendos,
lo soberbio dice menos que lo humilde,
las palabras hablan menos que los ruidos
y los ruidos dicen menos que el silencio...

PANTEÍSMO

Identificar a Dios con la Naturaleza, es un movimiento poético e intelectual llamado panteísmo. Hubo quien consideró panteísta a poetas como Gabriel y Galán, Amado Nervo y hasta Blaise Pascal. Incluso San Francisco de Asís fue investigado como sospechoso de panteísmo, pues aquello de hermano sol, hermana luna, hermano lobo, etc., era una forma inédita de ver la hermandad de todos los seres de la Naturaleza.
Cuando Dios liberó al pueblo de Israel y le dijo a Moisés que ya no debían adorar como dioses a los animales, sino sólo a ÉL, de la idolatría a los animales se pasó a un absoluto desprecio por ellos. Pero llega San Francisco, el santo ecologista por antonomasia, y dice que todas las criaturas son nuestros hermanos, pues todos fuimos creados por el mismo Padre.
Pascal, aquel filósofo, matemático y físico francés del siglo XVII, considerado una de las mentes más brillantes y privilegiadas de la historia intelectual de Occidente, fue un místico de gran altura y un amante de la Naturaleza. Pascal iba al campo, como Gabriel y Galán, Amado Nervo y San Francisco, a llenarse de Dios, que lo veía en todas las cosas. Decía: “Hay más de Dios que de agua en una gota de agua”.
Mas afirmar que la gota de agua es Dios y que el mundo es Dios, no es, ni mucho menos, panteísmo. Claro, que para eso hay que aclarar enseguida que Dios no es el mundo. Esta aparente paradoja es verdad.
El mundo ha sido creado por Dios. No hay más que contemplar la Naturaleza y ver la suprema inteligencia que anima a la fauna y a la flora; cómo hacen sus nidos y alimentan a sus polluelos; cómo los insectos y las flores tienen entre ellos relaciones amistosas, incluso amorosas, pues ellas les regalan el néctar a cambio de que ellos lleven el polen y los distribuyan en todas las flores.
Un orden y un equilibrio maravillosamente perfecto creado por la Inteligencia infinita. Ese equilibrio ecológico tan perfecto podía desaparecer si desaparecieran las abejas, pues a falta del polen la vegetación desaparecería, y con ella todos nosotros.
Juan Pueblo lo creó Lencero y está atiborrado, saturado, lleno de Luis, de sus pensamientos, de sus sentimientos, de su sensibilidad, de su inteligencia, de su amor. Todo él está rezumando Lencero por los cuatro costados. Por lo tanto, Juan Pueblo es Lencero, evidentemente, pero, Lencero no es Juan Pueblo, pues éste sólo es una acción de Lencero, como sus esculturas forjadas en hierro y bronce, que quedan enclaustradas en sí mismas. Juan Pueblo es y será siempre inmutable, limitado a lo que es, ni más, ni menos. Pero Lencero no se limita en sus obras, sino que es dialéctico en constante movimiento y vibración de su imaginación creadora. Así, en el universo de Lencero hay otros juanes, otros personajes, otras iconografías ideadas por él. Por eso, Juan pueblo es Lencero, pero Lencero no es Juan pueblo.
Pues ese concepto que Luis tiene de Dios supera a los de Gabriel y Galán, Amado Nervo y Blaise Pascal, pues ellos ven a Dios en la Naturaleza, es decir, en sus hechos, en su acción, en sus obras; pero Lencero, además de verlo del mismo modo, lo lleva a su lado, caminando junto a Él:
   “…y con Él me acompaño. Los dos juntos
hablamos con la hormiga y con la estrella,
sin palabras, tranquilos, paso a paso,
y al sentirlo tan cerca yo me abraso
cuando vierto mi pie sobre su huella.
Tanta luz en mi alma me conmueve,
me levanta del suelo y transfigura,
y pájaro me siento que procura
buscar un nido en Él, mas no se atreve…
Esta cercanía de Dios con el ser humano actuando en la historia del pueblo ya está presente en la Biblia. En el Éxodo, cuando el pueblo hebreo está esclavizado en Egipto, Dios habla a Moisés:
“Bien vista tengo la aflicción de mi pueblo en Egipto y he escuchado su clamor en presencia de sus opresores; pues ya conozco sus sufrimientos. He bajado para librarle de la mano de los egipcios” [50] Ahora, pues, ve, yo te envío a Faraón para que saques a mi pueblo, los israelitas, de Egipto.”
-“¿Quién soy yo para sacar de Egipto a los israelitas?
-“Yo estaré contigo y esta será para ti la señal de que yo te envío: Cuando hayas sacado al pueblo de Egipto daréis culto a Dios en este monte”[51]
-“Cuando partáis, no saldréis con las manos vacías, sino que cada mujer pedirá a su vecina y a la que mora en su casa objetos de plata, objetos de oro y vestidos, que pondréis a vuestros hijos y a vuestras hijas y así despojaréis a los egipcios”[52]
-“No van a creerme, ni escucharán mi voz; pues dirán: no se te ha aparecido Yahveh”. [53]
.“¡Por favor, Señor! Yo no he sido nunca hombre de palabra fácil, ni aún después de haber hablado tú con tu siervo; sino que soy torpe de boca y de lengua”[54]
 “Moisés dijo esto a los israelitas; pero ellos no escucharon a Moisés, consumidos por la dura servidumbre.” [55]-“Si los israelitas no me escuchan, ¿cómo me va a escuchar Faraón, a mí que soy torpe de palabra”?[56]
Como puede verse, la voluntad de liberar al hombre está en Dios. Libertad absoluta y completa: Libertad política, (del yugo del Faraón); libertad económica, (despojando a los egipcios); libertad social, creando una nueva sociedad en la tierra prometida; libertad religiosa, adorando a un solo Dios y no ser esclavo de los astros y animales que adoran como dioses.
Pero el pueblo esclavo no quiere la manumisión que le ofrece Moisés, por el miedo a la libertad que le produce su alienación por la dura servidumbre, y Moisés pone pegas y más pegas porque no quiere comprometerse. Más adelante hablaremos de cómo en nuestros días esto sigue igual que hace 3.250 años.
En el Antiguo Testamento Dios es el que no tiene nombre: “Yo soy el que Soy”, le dice a Moisés. Es el que Es, el único que Es, pues como dice Unamuno, el hombre no es, sino que está siendo constantemente, por lo que hoy, según sus circunstancias, puede que no sea como ayer fue, ni como pueda ser mañana. Con eso, el genial Unamuno se carga los refranes sanchopancescos “Genio y figura hasta la sepultura” y “El que nace lechón, muere cochino”, que son la negación del hombre por considerarle inmutable como un objeto.
En el A. T. Dios es el innombrable. ¡Qué distinto es el Dios del Sinaí al Dios que nos presenta Lencero! El amigo Dios. Qué metáforas más hermosas en toda la poesía de Luis. Estos poemas, lector, no son para leer de corrido; tiene tanta hondura esta poesía que hay que reflexionar mucho sobre ella, sobre el Sujeto y el Verbo en la dialéctica de la Naturaleza y de la Historia.
EL DECLIVE FÍSICO DE LUIS

En el año 82 la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura le publica su último libro: HUMANO. Un libro que probablemente escribió en el hospital durante la convalecencia de una de las operaciones quirúrgicas a que se vio sometido. Tomás Martín Tamayo,[57] a la sazón Consejero de Cultura, nos muestra en el prólogo del libro una carta de Luis:
“Hermano: el toro de la vida ha vuelto a cornearme. Esta vez ha sido en el pecho. Bendito sea Dios que me regala dolores. La pena que tengo es grande, pero es más grande mi corazón y más grande la hombredad que heredé de mi padre. No tengo nada que daros. Vacío los bolsillos del alma. Solo tengo las manos llenas de mucho amor y eso te lo doy a ti, hermano Tomás, y a todos los que voy encontrando por el camino que me lleva al Gólgota. Os bendigo y os quiero con todo mi ser, y os admiro de tal forma a vosotros, mis amigos, que arrodillo delante de vosotros mi pequeñez, mi desgarro, mi destino de pobre campesino y pobre estrella”.
En este libro encontramos dos preciosas perlas de la lírica de Luis. La primera, el poema que da título al libro:

HUMANO
Para Alejandro García Galán
Tengo en paz mi conciencia y mis asuntos,
y de luz y esperanza me mantengo.
Me sobra corazón. Y de Dios vengo,
y con Él me acompaño. Los dos juntos [58]
La segunda perla es una poética carta de amor de tan profunda belleza y ternura, que erizan los cabellos:





[1] La poesía completa, en el Epílogo
[2] La poesía completa, en el Epílogo
[3] Ibidem
[4] Idem
[5] El resto de la poesía en el Epílogo
[6] Alejandro García Galán. Licenciado en Filosofía y letras. Filólogo, escritor y profesor. Natural de Peñalsordo, (Badajoz),.del que es hijo predilecto.

[7] Juan. 6, 65
[8] Mateo, 14 ,2
[9] Mateo 16, 13-17
[10] Rerum novarum, Capítulo 2 “La cuestión obrera”

[11]Cuadragésimo anno”, 39 y 40

13 “Gaudium et Spes”, nº 43
  14Christifideles laici”, capítulo 3


[14] El resto de la poesía en el Epílogo
[15] La poesía completa en el Epílogo
[16] El resto de la poesía en el Epílogo
[16] El resto de la poesía en el Epílogo

[18] Este poema consta de veintiocho coplas, todas igual de duras, mas para muestra sólo cito cinco. Alianza Editorial, 1979.
[18] José María Gabriel y Galán. OBRAS COMPL ETAS.

[19] José María Gabriel y Galán. OBRAS COMPLETAS.
[20] Santiago.5:4,5

[21] Marx luchaba contra la religión porque era alienante. Hay una anécdota curiosa. En la 1ª Internacional celebrada en Londres en 1870, se reunieron socialistas de todos los países y de todas las tendencias: Marx, Proudhon, Bakunín, el anarquista español Anselmo Lorenzo, y un largo etcétera. Pues el primer acto de la reunión fue el rezo de un Padre Nuestro. Jesucristo es muy estimado por el Movimiento Obrero porque para ellos fue el mayor revolucionario de la Historia.

[22] “RELIGIÓN DIGITAL” Martes, 25 de octubre 2005.
[23] Lucas. 11, 33
[24] Juan 4, 20, 24.
[25] Hechos de los apóstoles, 17, 24.
[26] Exactamente como ocurre hoy con algunos nuevos altos cargos de la Administración, del Senado, de las Cortes, diputados, incluso varios ministros que repudiaron a sus pacientes y sufridas esposas para liarse con otra más joven, más guapa y con tetas más turgentes. Y lo mismo ha ocurrido en Francia con el presidente Sarkozy  al divorciarse de su mujer y elegir a la hermosísima Carla Bruni.

[27] Concilios de Nicea" Microsoft® Encarta® 2007..

[28] 1 TESALONICENSES 2, 9.

[29] 1 TESALONICENSES 3, 10-12.
[30] San León. Papa de 1049 a 1057. Fue elegido libremente por el clero y el pueblo romano. Llegado a Roma quiso entrar a pies descalzos como signo de humildad.

[31] Mateo 11, 29
[32] 1ª Corintios, 9, 19-23
[33]  Mateo, Capítulo 18, versículo 6

[35]  L'Osservatore Romano, 18/2/1950).
[35] Gaudium et spes nº 59. 
36 Alocución a la Curia Romana, septiembre de 1963.

[37] Hechos de los Apóstoles, 17, 24
[38] Hechos de los apóstoles, 10, 25-26. (Nota del Autor).
[39] Recomiendo la lectura de “SE PEDIRÁ CUENTA” sobre la muerte y figura de Juan Pablo I. Editorial Orígenes, S.A. Madrid, y “EL DIA DE LA CUENTA. Juan Pablo II a examen”.   Editorial Mediterráneo, Madrid, Edición no venal. Ambas del sacerdote Jesús López Sáez, de donde he tomado estas confidencias de Juan Pablo I.

[40] Mateo, 11.29 “Aprended de Mí que soy manso y humilde”.
[41] La poesía completa en Epílogo

[42] El poema completo está en el epílogo.
[43] Tomás Malagón fue el creador del plan de formación más perfecto que conozco: El Plan Cíclico, un método de encuesta, un plan de autoformación donde el educando es el que se inquiere, se interroga y se dirige a sí mismo. Un método basado en Tales de Mileto, iniciador de la filosofía griega y el primero de los siete sabios de Grecia, y de sus seguidores Sócrates y Platón, cuyas enseñanzas eran así: diálogos en que el propio alumno busca la verdad.

[44] Jn. XIV, 10
[45] Mt. XI, 25-29
[46] Jn. 14, 8-11
[47] (Meditaciones del Quijote I, 322).
[48] La poesía completa en Epílogo
[49] La poesía completa en Epílogo
[50] Éxodo 3, 7-8
[51] Ex.3, 11-12
[52] Ex.3, 21-22
[53] Ex. 4, 1
[54] Ex.. 4, 10
[55] Ex. 6. 9
[56] Ex. 6, 12
[57] Tomás Martín Tamayo                                        
Diputado, poeta, escritor.                           
Retamal de Llerena (Badajoz)

[58] El poema completo en Epílogo

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